Un guardia civil al servicio de España y de sus
gobiernos
Manuel fue uno
de los nueve hijos del matrimonio formado por José Díaz-Pinés Fernández-Vázquez,
de oficio labrador, y de Francisca Rubio-Manzanares García de Mora. Nació a las
22,30 horas del 16 de octubre de 1854 en la casa familiar ubicada en la calle
Empedrada de Manzanares. Fue bautizado
dos días más tarde en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, dándole el
mismo nombre que su abuelo paterno.(1)
No tenemos
ningún dato de su infancia y adolescencia, pero es de suponer que, como era
habitual en hijos de pequeños propietarios, recibiera una enseñanza primaria básica,
aunque tuviera que ayudar en la explotación agrícola del patrimonio familiar.
Deseoso de
abandonar el terruño y ampliar sus horizontes, en junio de 1874, con 19 años de
edad, se incorporaba a filas como
soldado voluntario en el primer batallón del Regimiento de Infantería de Burgos
nº 36.
Cinco meses
más tarde solicitaba su ingreso en la Academia de Cadetes de Infantería, el
cual le fue concedido de inmediato ya que sabía leer y escribir con soltura,
cosa poco frecuente en la época. Eran tiempos de guerra civil y las fuerzas armadas necesitaban oficiales con
urgencia; ello explica que en solo dos meses de formación acelerada obtuviera
su diploma de alférez, pasando, en enero de 1875, al Batallón de Reserva nº 25
acantonado en Valencia.
Nada más
llegar a su destino recibió el bautismo de fuego en distintas operaciones
mantenidas en Chelva contra varias partidas enemigas, destacando por su
valentía en los sangrientos combates que tuvieron lugar en la mencionada
localidad entre el 10 y el 25 de junio. Posteriormente su unidad marchaba a
Lérida, donde intervino también en los duros enfrentamientos librados para desalojar
a los carlistas de la Seo de Urgel. (2)
En
diciembre de 1876, encontrándose en la localidad de Borjas Blancas, recibió su
ascenso a teniente por méritos de guerra, en recompensa por su destacada actuación y arrojo en las operaciones
militares donde intervino.
Terminada
la contienda entre liberales y carlistas, en septiembre de 1877 solicitaba su
ingreso en la Guardia Civil. Ello suponía perder un grado en la escala de mando;
así pues, se le concedió el pase a la Benemérita con el empleo de alférez y pidió su pase a
los Tercios que servían en Cuba, donde la guerra contra los insurrectos duraba
ya nueve años. Con ello recuperó el empleo de teniente, un ascenso provisional que
correspondía a los oficiales que servían en la colonia. (3)
El
10 de noviembre del citado año partía de Cádiz hacia La Habana en el vapor
correo “España”. Una vez en la isla caribeña se le destinó a la Comandancia de
Cienfuegos, pasando a encargarse de la vigilancia del puesto de Soledad.
Por
sus distinguidos servicios en la pacificación del territorio, como Jefe de la
Línea de Cartagena (provincia de Matanzas), en septiembre de 1880 se le
reconocía el grado efectivo de teniente de la escala general del Cuerpo de
Guardia Civil y el grado de capitán por
méritos de guerra en el escalafón general del ejército. Acababa de cumplir 26
años.
En
marzo de 1881 se incorporó al Centro de Instrucción de Caballería de Calabazar,
situado a pocos kilómetros de La Habana y poco después pasó como ayudante a la
Comandancia de la capital.
Aquel
bizarro teniente que había conseguido librarse de las balas en los numerosos
combates donde participó, no pudo zafarse de las flechas que lanzó Cupido.
Durante su estancia en Cuba se enamoró de María de las Mercedes Basset Guim, joven
natural de Guanabacoa, hija de farmacéutico, con quien contrajo matrimonio el
14 de noviembre de 1882. El contaba 28
años de edad, ella sólo 17.
En
los años siguientes sobrevinieron diferentes destinos. A sucesivos
requerimientos del mando actuó como Jefe de Línea de Madera, Jefe de la Línea
de San Antonio de los Baños y Jefe accidental del Centro de Instrucción de
Caballería de Calabazar.
Por
disposiciones de la superioridad, en febrero de 1885 causaba baja en la
Comandancia de la Habana para regresar a
la metrópoli. El 25 de abril embarcó junto con su familia para regresar a
España. Tras desembarcar en Cádiz regresó a Manzanares en espera de su nuevo
destino en la península. En el pueblo tuvo la desgracia de perder a su hija
Francisca, a consecuencia de una grave infección gastrointestinal. La pequeña
de cinco meses falleció el 6 de agosto en la casa familiar que mantenían en
calle Trompas 14. (4)
Apenas
digerido el dolor de aquella desgracia, a principios de diciembre de 1895 era
destinado a la 8ª Compañía de la Comandancia de Castellón, haciéndose cargo de
la Línea de Segorge, y en noviembre de 1886 era trasladado a Vizcaya como
responsable de la Línea de Zornoza.
A
mediados de 1887 fue enviado de nuevo a Cuba. A su llegada se incorporó a la
Comandancia de Santa Clara, asignándole el mando de la Línea de Manicaragua y
posteriormente la de San Gil. Al año siguiente pasaba a la Comandancia de la
Habana como jefe de la línea de Guanabacoa. En esos momentos no había guerra
abierta en la isla, pero los independentistas seguían conspirando y acumulando
armamento para iniciar su ansiada revolución. En aquel periodo de paz relativa
nació en la Habana su hijo Víctor Manuel.
En
julio de 1888 Díaz-Pinés era ascendido a capitán del Cuerpo. El ascenso implicaba
un nuevo traslado. Esta vez a la Comandancia de Cienfuegos donde se hizo cargo
del mando del escuadrón de caballería de Santa Isabel de las Lajas.
Tratando
de permanecer lo más cerca posible de su esposa, enferma de varicela, consiguió
el traslado a la Comandancia de la Habana, ejerciendo el mando del escuadrón de
Calabazar. Esta situación no duró mucho tiempo. Las necesidades del servicio le
llevaron a la Comandancia de Colón donde asumió el mando del escuadrón de
caballería durante ocho meses. Posteriormente actuó como Jefe de Detall y Jefe
accidental de dicha Comandancia por ausencia del titular. (5)
Por
disposición del mando, en agosto de 1894 era enviado de nuevo a la península.
Tras desembarcar en Santander vuelve a Manzanares en espera de que le asignen
nuevo destino. Entretanto, la situación en Cuba se estaba agravando
peligrosamente y la sombra de otro levantamiento sobrevolaba el territorio. Dadas
las circunstancias, el capitán Díaz-Pinés fue reclamado en la isla. Tras cruzar
el océano, el 13 de diciembre se hacía cargo de la segunda compañía de la
Comandancia de Vuelta Abajo (Pinar del Río), acantonada en la localidad de San
Cristóbal.
El
24 de febrero de 1895, tras el Grito de Baire, se produce la sublevación generalizada
de los isleños que desencadena la guerra. El cambio de escenario lleva a Pinés
al mando del escuadrón de caballería de Guanajay.
Bajo
las órdenes del primer jefe de la Comandancia, teniente coronel D. Rafael
Rivera Ortiz, a mediados de octubre de 1895 se desplegó una amplia operación de
castigo por las zonas de Mariel-Guanajay en persecución de las partidas insurgentes de
Pedro Delgado Carcache y Néstor Liemus. Localizados el 4 de noviembre, se
produjo un duro combate en el punto conocido como “La Loma del Rubí Viejo”
(término de Cayajabos). Al frente de su columna, desplegando extraordinario
valor, el capitán Díaz-Pinés asaltó el campamento insurgente forzando la huida
de los rebeldes a los que se tomó armas,
municiones y otros pertrechos de guerra. Por esta acción se le concedería la medalla de primera clase al Mérito Militar con
distintivo rojo. (6)
Entre
1896 a 1898 no cesarán los combates y escaramuzas en la provincia de Pinar del
Río, animados los insurgentes de la zona por la presencia de Antonio Maceo, uno
de los dirigentes más activos de la revolución. Díaz-Pinés seguirá destacando
por su iniciativa y comportamiento ejemplar en distintos enfrentamientos,
siendo distinguido con la concesión de varias Cruces al Mérito Militar.
Una
de ellas, por su actuación en el combate sostenido en el ingenio Laborí el 11
de febrero; otra por su arriesgada intervención en el enfrentamiento de
Catalina de Banes el 25 de junio, y una más por las penalidades que sufrió en la vigilancia de la trocha
Mariel-Majana para evitar el paso de mambises de un lado a otro de la línea.
Esta misión, en plena manigua, era especialmente difícil. A las lluvias
torrenciales y la cerrada vegetación que dificultaba los desplazamientos, se
unían la acción de alimañas e insectos, causantes de numerosas enfermedades que
diezmaban las tropas españolas.
En 1897
continuó formando parte de columnas mixtas de militares y guardias civiles,
siempre en persecución de los insurrectos. El 21 de enero los encuentran
parapetados en el lugar conocido por “El Brujo”. Tras dos horas de fuego, las
fuerzas bajo el mando del capitán Díaz-Pinés consiguieron desalojarlos y
ponerlos en fuga. Los días 22 y 23 de mayo participa también en los fuegos mantenidos
con el enemigo en Cuyaguatejé, en la zona más occidental de la isla. Por su
destacada actuación y méritos contraídos en todas estas acciones de guerra es
ascendido a comandante y destinado a la Comandancia de la Habana como segundo jefe.
Cruz de Primera Clase al Mérito Militar |
La
intervención de las tropas norteamericanas a favor de los independentistas
cubanos resultó decisiva para determinar el resultado de la guerra. Con la
destrucción de la flota del almirante Cervera en la batalla naval de Santiago
de Cuba, ocurrida el 3 de julio de 1898, España sufrió el
oprobio de la derrota perdiendo todas sus colonias.
Vencidos
y desmoralizados, los restos del ejército español fueron repatriados. Junto a
sus guardias y familias, el 27 de noviembre Manuel embarcó en el vapor
“Montevideo”, fondeando en Málaga el 12 de diciembre. (7)
Vapor "Montevideo" donde fueron repatriadas varias unidades militares entre las que se encontraban los guardias civiles de la Comandancia de la Habana |
Agregado
provisionalmente a la Comandancia de Ciudad Real, los primeros días de 1899 los
pasó en Madrid entregando la documentación e informando sobre las incidencias
relativas a la liquidación de la Comandancia de la Habana, de la que fue Jefe
accidental en sus últimos días por ausencia del titular.
Por
estas fechas se le concede la medalla de la Campaña de Cuba con dos pasadores
por haber estado en el escenario de la guerra más de tres años.
En
octubre de 1899 es asignado como segundo jefe a la Comandancia de la Guardia
Civil de Cádiz, perteneciente al 18º Tercio, donde permanecería siete años. En
la “Tacita de plata” recibe la Cruz de la Real y Militar Orden de San
Hermenegildo por haber cumplido veinticinco años de servicio ejemplar sin
ningún arresto ni amonestación. (8) Su vida tiene entonces un poco de
estabilidad geográfica, aunque sigue su lucha contra el contrabando, habitual
en aquella provincia, tratando de mantener el orden ante la explosiva situación
social existente a causa de las malas condiciones de vida y la explotación que
sufrían los campesinos por parte de cortijeros y terratenientes.
Antigua Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz |
Afectado
por una seria enfermedad reumática causó baja en el servicio en agosto de 1900
y se le concedieron dos meses de licencia para atender a su recuperación,
tiempo que pasó en su retiro de Manzanares.
Recuperado
de sus dolencias, la pareja se planteó tener otro hijo. El 12 de noviembre de
1901 su esposa daba a luz en Cádiz a una niña a la que pondrían por nombre
Concepción. (9)
Como
jefe accidental de la Comandancia en aquel momento, hubo de intervenir en un
desagradable incidente que afectó negativamente a la imagen de la Guardia
Civil. El 18 de septiembre de 1902 un guardia del puesto de Sanlúcar de
Barrameda asesinó al teniente Francisco Jiménez Topete después de que éste
reprendiera duramente a su subordinado. Poco después el agresor se suicidaba disparándose en la cabeza con su
pistola reglamentaria. Estos hechos luctuosos venían a
sumarse a otros episodios sangrientos ocurridos con anterioridad en otros
lugares, como Málaga y Zaragoza, y la prensa liberal aprovechó este nuevo caso
para realizar fuertes críticas al instituto armado y al uso represivo que de él
hacía el Gobierno.
El
23 de diciembre de 1903 se concedió a Díaz-Pinés el ascenso a teniente coronel,
grado que le correspondía por antigüedad, haciéndose cargo de forma oficial de
la jefatura de la Comandancia de Cádiz hasta febrero de 1907. (10) Estando en
Cádiz cumplió los treinta años de servicio intachable, constancia y lealtad que
fueron premiadas con la Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Medalla y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo
A
pesar de su alejamiento físico de Manzanares, don Manuel siguió vinculado al
pueblo y mantuvo bodega abierta a su nombre, como aparece en el Anuario del
Comercio de 1908.
Sus
dolencias reumáticas le mantuvieron casi un año incapacitado para el servicio.
A los pocos meses de reincorporarse a su puesto recibió orden de traslado para
hacerse cargo de la Comandancia de Gerona. (11) En tierras catalanas permaneció
hasta enero de 1911, fecha en que fue promovido al grado de coronel por
antigüedad. El ascenso conllevó otro cambio de destino y nuevas
responsabilidades como subinspector del 16º Tercio de la Guardia Civil que
incluía las Comandancias de Málaga y Almería. (12) Una vez más la familia cambió
de residencia, fijando su domicilio en Málaga.
D. Manuel Díaz-Pinés Rubio-Manzanares |
Entre
1912 y 1915 se llevaron a cabo bajo sus directrices importantes actuaciones para
mantener la seguridad y el orden público en varias provincias andaluzas. El
propio ministro de la Gobernación, el conservador José Sánchez Guerra,
manifestaba personalmente al coronel Díaz-Pinés su gratitud por los méritos y relevantes servicios prestados durante los
meses de junio, julio y agosto en las provincias andaluzas por su
comportamiento y plausible celo al cumplir la misión de vigilancia y defensa
que se le encomendó.(13)
Por
fin, el 28 de octubre de 1916 se concedía a don Manuel el retiro. A sus 62 años
decidió permanecer en Málaga. El clima templado era más beneficioso para su
salud que los fríos inviernos de Manzanares. En noviembre de 1918, estando ya
en la reserva, era ascendido al empleo de general de Brigada. (14)
Tras
unos años de venturosa jubilación sobrevino la dolorosa pérdida de su esposa.
Ocurrió de forma repentina durante un viaje en Granada el 27 de septiembre de
1925. D. Manuel siguió residiendo en Málaga, siempre acompañado de su hija
Concepción.
Todavía
le quedó a don Manuel tiempo suficiente para ver como España se deslizaba hacia
el enfrentamiento fratricida, consciente de las terribles consecuencias de las
guerras. Tras una vida dedicada al mantenimiento del orden público, debió
asistir con gran impotencia e indignación a la oleada de desmanes y violencia
revolucionaria que siguió al fracaso inicial del levantamiento militar de 1936
en la provincia. No conocemos sus afinidades políticas, si es que las tuvo, pero
su avanzada edad le mantuvo forzosamente al margen de los acontecimientos y posiblemente
le libró también de acosos o represalias.
El
general falleció el 4 de septiembre de 1937, a los 83 años, cinco meses después
de la toma de Málaga por las tropas comandadas por el general Queipo de Llano.
(15)
D.
Manuel fue hijo de su tiempo, un guardia civil disciplinado que cumplió las
leyes vigentes y las órdenes de sus superiores. Si unas u otras fueron injustas
o desacertadas no estuvo en su mano cuestionarlas, sino cumplirlas con la mayor
eficacia posible. Y en ello puso todo su empeño, arriesgando incluso la vida
cuando así lo exigieron las circunstancias. Vaya desde aquí nuestro recuerdo y
admiración para aquel valiente manzanareño.
NOTAS
1.- Archivo
Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Manzanares. Libro de Bautismos
nº 43 página 241.
Los hermanos
de Manuel fueron: Antonio, Francisco, Alfonso, María Teresa, Ángela, Antonia,
Josefa y María.
Posteriormente
la familia cambió su domicilio a la calle Trompas nº 10.
2.- Hoja de
Servicios de Manuel Díaz-Pinés Rubio. Dirección General de la Guardia Civil.
Archivo General Militar de Segovia. Legajo D-691
3.- Para
cualquier oficial hay que distinguir entre el grado militar general dentro del
ejército, el grado dentro de la Guardia Civil, que es uno inferior, y el de los
Tercios destinados en Cuba que, provisionalmente, ostentaban uno más que el que
les correspondería en la península.
4.- Libro de
Defunciones nº 10. Folio 36. Registro Civil de Manzanares.
5.- Las
fuerzas de la Guardia Civil en Cuba constaban de tres tercios, el 17,18 y 19.
El 1º cubría
las comandancias de LA HABANA, COLON y VUELTA ABAJO
EL 2º las de
SANTA CLARA, REMEDIOS, SAGUA, CIENFUEGOS
Y SANCTI-SPIRITUS
El 3º las de
PUERTO PRICIPE, SANTIAGO DE CUBA Y HOLGUIN
El cuadro de
jefes y oficiales, se componía de: Clases 130, guardias de infantería 3270 y
1130 de caballería.
6.- Periódico
“El Correo Militar” del 13 de octubre 1896
7.-
Periódico “El Imparcial” del 13 de diciembre 1898
8.-
Periódico “La Correspondencia Militar” del 11 de diciembre de 1899
9.- Sabemos
que a Manuel Díaz-Pinés le sobrevivieron tres hijos, dos varones y una mujer.
Uno de ellos, Víctor Manuel, nacido en La Habana en 1887, residió algún tiempo en calle Reyes Católicos
22 de Córdoba. Era empleado (¿) y estaba casado con la malagueña Feliciana
Sánchez Parra.
Otro se
llamó Ángel y nació también en Cuba
En cuanto a su
hija, Concepción Díaz-Pinés Basset, consiguió que el gobierno de Franco le
reconociera una pensión de orfandad. Terminada la guerra, optó por volver a
Manzanares buscando el calor de la familia. Permaneció soltera y convivió
muchos años con su primo José Díaz-Pinés, gerente de la empresa de Aguas
Potables y Alcantarillado. Falleció en la Residencia de la Milagrosa el 25 de
octubre de 1983.
10.- Periódico
“El Día” de 16 de enero de 1904
11.-
Periódico “La Época” 18 de noviembre de 1908
12.- Anuario
Militar de 1911. Página 467
13.- Hoja de
Servicios de Manuel Díaz-Pinés Rubio. Dirección General de la Guardia Civil. Archivo
General Militar de Segovia. Legajo D-691
14.- Periódico
“El Fígaro” de 21 de noviembre de 1918
15.- Boletín
Oficial del Estado nº 338. Burgos 23-IX-1937
He leído esta biografía con mucho interés porque mi abuelo nació en Matanzas, Cuba sobre el 1900 y se llamaba José Antonio Díaz-Pinés Lezcano. Sé que su familia procedía de Manzanares y Alcázar de San Juan. Tras regresar a España se casón con Josefa Fernández-Pacheco Díaz-Pinés. Me preguntaba si este señor está emparentado con nosotros. Lo he comentado con mi prima y encontramos que ese parece a nuestro tío Octavio Díaz-Pinés. Agradeceríamos cualquier información relevante. Gracias y enhorabuena por aportar información tan detallada.
ResponderEliminarSeñor Balbuena, el apellido Díaz-Pinés está muy extendido en Manzanares. El Fernández-Pacheco mucho más, pero no dispongo de datos concretos sobre esta pareja. Habría que investigar un poco. ¿Me podría dar alguna pista sobre edades que tenían al casarse?
ResponderEliminarMuchas gracias por la respuesta. Agradecemos mucho su interés. Creemos que el matrimonio fue alrededor de 1919. Mi abuela tendría 25-26 años. Ella falleció en Córdoba en 1977 con 85 años.
ResponderEliminarMuchas gracias por su interés. Mis abuelos se casaron en torno a 1919. Mi abuela tendría 25 o 26 años. Falleció en 1977 con 85. Espero que esta información sea útil.
ResponderEliminarSeñor Balbuena, buen día. Encontré en el archivo parroquial la partida de nacimiento de Josefa Fernández-Pacheco Díaz-Pinés, inscrita en el libro 55, folio 207v. Nació el 14 de abril de 1892, hija de Francisco Fernández-Pacheco Alises y Concepción Díaz-Pinés Moraleda. Como nota marginal de la partida aparece la fecha del matrimonio con Antonio Díaz-Pinés Lezcano que tuvo lugar el 19 de mayo de 1917.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por su interés y por toda la información. Mi familia está encantada.
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