ARTÍCULOS HISTÓRICOS

28 de abril de 2015

INVENTARIO DE ARMAS Y PERTRECHOS DEL CASTILLO DE MANZANARES EN 1607


Durante la inspección realizada en enero de 1607 a la villa de Manzanares por parte de los visitadores de la Orden de Calatrava, don Ponce Mejía y frey Pedro de la Cerda de Merlo, se realizó un inventario de las armas y pertrechos militares que se encontraban en el castillo, el cual pasamos a reproducir y comentar.
Inventario de los pertrechos y armaduras y otras cosas que tiene la Fortaleza de la Encomienda de Manzanares. Año 1607*
17 lanzas de justas (1)
12 arcabuces de munición (2)
12 frascos y 9 frasquillos de  pólvora (3)
10 turquesas para hacer balas (4)
11 coseletes en sus armaduras de palo (5)
11 sillas de caballos de armas
11 testeros para los caballos (6)
9  frenos a la brida
10 pares y medio de cetubas (7)
10 alfanjes (8)
11 balas de piedra (9)
5 rodelas con las armas de Calatrava (10)
Tres ballestas viejas y otros pedazos (11)
Un torno de armarlas (12)
Una caldera
Una tinaja
Un cajón largo de papeles
Otra arca vieja con lo mismo
Un cesto grande aforrado en cuero viejo.
4 lanzas(13)
Treinta tinajas chicas y grandes
El cual dicho inventario se hizo de los dichos pertrechos por los dichos señores visitadores, de los que se hallaron en el dicho Castillo; de que doy fe en Manzanares a trece de enero de mil y seiscientos y siete años.
                                                                  Gregorio González


* Transcripción de Jerónimo Lozano García-Pozuelo

NOTA
A finales del siglo XVI la encomienda de Manzanares, en relación a su rentabilidad económica, estaba obligada a mantener 22 "lanzas", es decir 22 soldados armados, la mitad de caballería. Al fallecer en 1589 el comendador D. Alonso de Córdoba y Aguilar, el rey designó al Conde de Andrada para hacerse cargo de la misma de forma provisional. Durante la realización del inventario, previo al cambio de titular, se puso en evidencia que durante el tiempo que permaneció en el cargo el comendador fallecido habían desaparecido 11 armaduras, 19 picas, 10 alabardas y toda la pólvora que se almacenaba en el castillo. Tras las oportunas comprobaciones se ordeno la reposición del material de guerra perdido con cargo a los bienes del finado. Sin embargo, en 1607, dieciocho años después, todavía no se habían subsanado dichas pérdidas.

OBSERVACIONES

1.- Se trata de lanzas para la caballería. Se les podía acoplar una punta afilada para su uso en batalla real y otra roma con cuatro tetones para ser usada en torneos, justas y desafios singulares.

Lanzas de justas

2.- El arcabuz del siglo XVI era un arma que medía cerca de metro y medio. Pesaba alrededor de 7 u 8 kilos y no existía un modelo normalizado. Su calibre era grande, de 1,5 a 2 cm. Carecía de elementos de puntería, haciéndose el disparo al bulto. Para ello se acercaba al oído del arma una mecha encendida sostenida por una palanca en forma de "S" llamada serpentín. Debía tenerse continuamente encendida la mecha, lo que hacía inútil el arma los días lluviosos o muy húmedos. La cadencia de tiro era, como mucho, un disparo por minuto y el alcance no superaba los 100 metros.
La munición consistía en bolas de plomo que pesaban desde tres cuartos de onza a una onza y media (1 onza = 28.75 gramos).
Arcabuz de mecha
3.- La pólvora negra, compuesta de salitre, azufre y carbón vegetal,  debía mantenerse seca en todo momento, para ello se guardaba en frascos de cuero o madera perfectamente estancos. Se usaban  generalmente dos tipos de pólvora. Una más basta, usada para cebar la cazoleta, se guardada en frascos grandes. Otra de grano más fino, en cantidad justa para realizar un disparo, se llevaba en frasquillos de madera o “cargas”. Los soldados solían llevar los frasquillos colgados de unas cuerdas en una bandolera cruzada sobre el pecho. Su número solía ser de doce cargas, y eran conocidos como "los doce apóstoles".
Frascos y frasquillos para la pólvora
Frasquillo para una carga (apóstol)
Frasco para llevar pólvora
4.- Como los calibres no solían ser uniformes, junto con el arcabuz se entregaba una turquesa, que era un molde con forma de tenaza  que se llenaba con plomo fundido para conformar la bala. A los soldados se les entregaba  plomo en lingotes que ellos mismos debían fundir en un recipiente de hierro en forma de cazoleta con el que alimentaban la turquesa. Una vez solidificado el metal se abría la tenaza y caía la bala de forma esférica.
Al entrar en batalla se recomendaba llevar 50 balas que se transportaban en una bolsa de cuero con una buena porción de mecha junto al pedernal y eslabón para prenderla.
Turquesa para fabricar esferas de plomo
Balas de plomo para arcabuz
5.- El coselete era una especie de coraza ligera, de chapa de hierro, usada antiguamente por los soldados de infantería. El coselete completo estaba compuesto de morrión o capacete (para la protección de la cabeza), peto (para la protección del torso), espaldar (para la protección de la espalda), gorguera (para proteger la parte baja del cuello) guardabrazo u hombrera, (pieza que protegía el hombro), brazalete con su codal (para la protección del brazo y antebrazo) y guantelete (para proteger las manos).
Algunos llevan también escarcelas o faldar, piezas en forma de lamas pendientes del peto para proteger la zona comprendida entre la cintura y el muslo. Con el tiempo se fueron perdiendo las piezas más incómodas como los guanteletes, brazales, guardabrazos, gorgueras y escarcelas, quedando reducido a peto, espaldar y morrión.


Coselete de Milán
6.- Los testeros eran caretas metálicas para proteger la cabeza del caballo.
Testero protector
7.- No he podido aclarar qué son las "cetubas", tal vez se trate de algún anacrónico sinónimo de espuelas.
8.- El alfanje es una especie de espada pesada y curva con un solo filo procedente del mundo musulmán. Resulta curioso que los soldados españoles usaran estas armas en el siglo XVI.


Alfange de un filo
9.- Si en el inventario aparecen balas de piedra quiere decir que en algún tiempo hubo bombarda para dispararlas.
Bolaños de piedra para lombarda
10.- Las rodelas son escudos de forma circular de 50 a 60 cm de diámetro Se utilizaban sobre todo para luchar con espada. Estaban construidas en madera recubierta de cuero o en chapa de hierro de 1 mm reforzada con nervios algo más gruesos.
Soldado con rodela
11.- Las ballestas fueron muy utilizadas durante la baja Edad Media, compitiendo ventajosamente con los arcos hasta que quedaron obsoletas por la aparición de las armas de fuego.
Ballesta
12.- A medida que las ballestas aumentaban su potencia y alcance, la fuerza del soldado no era suficiente para cargarlas. Al objeto de facilitar su armado se diseñó una sencilla máquina llamada cranequín.
Ballesta con cranequín
13.- Se trata de picas, lanzas cuya longitud variaba de 3 a 6 metros.

Piquero

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