El
llamado Juan Núñez de Prado fue hijo natural, fruto de las relaciones que
mantuvo la infanta doña Blanca, hija de Alfonso III de Portugal y nieta de
Alfonso X “El Sabio”, con el caballero Pero Estébañez Carpenteyro. (1) Como los
progenitores no tenían ninguna intención de reconocerlo como legítimo, se siguió
el procedimiento habitual en estos casos, encomendar su crianza y educación a
alguna familia de confianza. Todo parece indicar que los elegidos como padres
adoptivos fueron el caballero toledano Juan Núñez de Prado, de quien recibió el
nombre, y su esposa doña Urraca Fernández Gudiel. (2)
Para
estos jóvenes bastardos de noble cuna sólo había dos ocupaciones honorables
acordes con su condición: la milicia o el clero. Así pues, don Juan pudo
ingresar sin ningún inconveniente en la Orden de Calatrava, llegando a ocupar
la dignidad de clavero, cargo que, como el de maestre y comendador mayor,
estaba reservado a caballeros procedentes de la alta nobleza.
Desde
su privilegiada posición, promovió en 1322 el levantamiento de un grupo de
freires contra el maestre don frey Garci López de Padilla, desacreditado por su
fracaso en la lucha contra los andalusíes en la comarca de Jaén, donde se habían
perdido varios castillos (Alcahudete, Locubín y Susaña) por falta de previsión
y abastecimiento. Contribuyó a colmar el descontento la supuesta retirada de López de Padilla del campo de batalla durante un enfrentamiento contra los musulmanes en
las cercanías de Baena, acto que fue considerado por algunos caballeros como
una indignidad.
Los
sublevados se refugiaron en Villarreal (la actual Ciudad-Real), de donde eran
naturales algunos sediciosos, y ayudados por las milicias concejiles lograron
imponerse a las fuerzas leales al maestre. (3)
Cuando
en 1325 ocupó el trono de Castilla el joven rey Alfonso XI, acudieron los
calatravos rebeldes a la corte de Valladolid para exponer sus quejas. Acusaron a D. García de dejación de funciones, cobardía, autoritarismo y
crueldad en el trato con sus hermanos de milicia, así como haber hostigado sin
razón a los vecinos de Villarreal, vasallos del rey.
Ante
tan graves acusaciones el maestre fue citado ante el tribunal real, pero don
frey García, no fiándose del rey adolescente, huyó al castillo de Alcañiz,
cabeza de los señoríos aragoneses de la Orden de Calatrava. Ante aquella
actitud de desobediencia, Alfonso XI ordenó a los freires opositores que
organizaran un irregular capítulo, siendo elegido como nuevo maestre don frey
Juan Núñez de Prado.
El
cisma quedaba abierto, pues el depuesto maestre hizo valer sus derechos ante el
capítulo general de la Orden del Cister, donde se reconoció la legitimidad de
su cargo y le confirmaron en la posesión del maestrazgo.
Dado
el respaldo del rey castellano y la mayor parte de los caballeros de la Orden a
Juan Núñez de Prado, García López de Padilla aceptó en 1329 renunciar al maestrazgo a cambio del disfrute vitalicio de cuantas villas, castillos y
rentas tenía la Orden en los reinos de Aragón y Valencia.
Como
Juan Núñez de Prado incumpliera algunos términos del leonino pacto, don
García volvió a reivindicar sus derechos con apoyo de la monarquía aragonesa.
Esta circunstancia prolongó el conflicto hasta que, tras la muerte de frey
García, en 1348, se pudo alcanzar un acuerdo ante la corte de Zaragoza, a
cambio de otorgar mejores derechos y una mayor autonomía a las encomiendas
aragonesas de la orden. La intromisión del rey de Aragón en asuntos internos de
los calatravos suponía otro nefasto precedente que conllevaba una pérdida de
autoridad y autonomía para el nuevo maestre. (4)
Tras
la muerte del rey Alfonso XI durante el sitio de Algeciras, a causa de la
peste, en marzo de 1350 ocupó el trono de Castilla su hijo Pedro cuando todavía
no había cumplido los dieciséis años de edad. La sucesión estuvo marcada por
luchas intestinas entre las distintas facciones que se disputaban el poder,
formadas por los hijos legítimos y los bastardos que tuvo el monarca difunto
con doña Leonor de Guzmán.
El
Rey don Pedro I de Castilla envió por Adelantado de la frontera de Jaén a Núñez
de Prado, quien, al frente de sus huestes, desempeñó un destacado papel en la
defensa de la zona.
Pedro I de Castilla. Casas Consistoriales de Sevilla |
En
1352 don frey Juan Núñez de Prado decidió amurallar el lugar de Manzanares y
estableció un acuerdo con los representantes del concejo a fin de levantar una muralla alrededor del núcleo
habitado en el plazo de cinco años.
Para
cubrir el perímetro de unos 1060 metros se requería una línea de 530 tapias
(suponiendo éstas de una longitud de unos dos metros). Los cimientos, a base de
cal y canto, debían tener otros dos metros de anchura y habrían de colocarse a
lo largo del año 1353. Sobre ellos se levantaría cada año un nuevo tapial de
cinco palmos de altura (alrededor de un metro). El último año, además de la
tapia correspondiente, se tendría que realizar el antepecho con sus almenas y
saeteras, y un suelo de cal y arena de dos palmos de altura (unos 40 cm.) con
un ala de losas para la evacuación de aguas de lluvia. (5)
Técnica de construcción
de muros de tapial
Para
un lugar habitado sólo por 200 vecinos (unos 900 habitantes), aquel mandato
suponía una tarea muy compleja que los habitantes tendrían que acometer sin
abandonar los trabajos rutinarios en los campos ni desatender sus ganados. La
gran envergadura de las obras obligaría a participar en ellas a todas las
personas útiles, sin más motivación que la eliminación de algunos impuestos
menores como el pecho de las cabras y de las acémilas que en ese tiempo pudiera
pedir el rey.
Hacer
530 tapias de 1 metro de altura, dos de longitud y dos de anchura suponía una
inmensa carga para los lugareños. Implicaba el transporte de enormes cantidades
de piedra y tierra, una masiva fabricación de cal, la construcción de numerosos
encofrados de madera y un derroche de energía humana para la compactación de
los materiales. Si esto ya era difícil cuando la altura era de una o dos
hileras, a partir de la tercera tapia el trabajo de elevar la tierra y colocar
los encofrados se complicaba extraordinariamente.
Cuando
se firmó el pacto de amurallamiento entre el maestre y los representantes del
concejo, parte de las rentas de la encomienda las percibía doña Urraca Fernández
Gudiel, madre adoptiva del maestre, ya viuda. Esta señora habitaba en el castillo junto con
algunos familiares cercanos. De hecho, un tal Martín Ferrandez Gud(i)el firmó
como testigo del acuerdo para cercar el lugar. (6)
En
su ardorosa juventud, el rey Pedro I se enamoró perdidamente de María de
Padilla, vivaracha doncella perteneciente a una familia de la baja nobleza
provincial de Burgos, pero razones de Estado le obligaron a casarse con doña
Blanca de Borbón, sobrina del rey de Francia, con quien contrajo matrimonio en
Valladolid el 3 de junio de 1353.
Alegando
que Francia había incumplido el pago de la dote, el rey abandonó inmediatamente
a doña Blanca y ordenó que la encerraran en Sigüenza y luego en el Alcázar de
Toledo. Ello provocó la ruptura con Francia, la excomunión del rey por el Papa y una
rebelión en Toledo, que pronto se extendió a otras ciudades.
Algunos
nobles, incluido el maestre de Calatrava, reconvinieron al rey su actitud y
trataron de convencerlo para que volviera con su esposa legítima. La iracunda
reacción del monarca contra las personas que intentaban torcer su voluntad
llevó a Frey Juan Núñez de Prado a refugiarse temporalmente en el reino de
Aragón. También influyó no poco la animadversión que María de Padilla tenía
hacia Núñez de Prado por haber defenestrado al maestre anterior, miembro de su
familia.
Con
el paso del tiempo pareció apaciguarse la furia real y don Juan recibió
garantías para poder regresar a Almagro con total seguridad. No obstante, a
comienzos de 1354, Pedro I ordenó apresarlo cuando se encontraba en el Palacio
Maestral. Don Juan se entregó sin oponer resistencia, aunque tenía hombres
suficientes para haber presentado batalla.
Como
nuevo maestre de la Orden de Calatrava el rey nombró a don Diego García de
Padilla, hermano de su amante. Mientras tanto, Juan Núñez de Prado, caído en desgracia,
fue conducido al castillo de Maqueda (Toledo) y asesinado por orden de su
sucesor en connivencia con el monarca. (7)
Castillo de
Maqueda (Toledo) donde fue asesinado frey Juan Núñez de Prado
¿Qué
consecuencias tuvo para Manzanares aquel trágico relevo en la cabeza de la
Orden? Yo creo que los vecinos del lugar aprovecharon la coyuntura para pedir
al nuevo maestre que les liberara de su gravoso compromiso, a lo que aquel
accedió para atraerse a unos vasallos que hasta aquel momento habían estado
bajo la influencia y autoridad de la madre adoptiva de Núñez de Prado. Así
pues, pienso que las obras de la muralla fueron abandonadas cuando apenas
habían levantado los cimientos. Por supuesto, doña Urraca tendría que abandonar
la Encomienda, con la pérdida de todas sus rentas y privilegios, aunque
ignoramos quién ocupó a partir de entonces el puesto de comendador o
beneficiario de las rentas.
¿En
qué me baso para emitir esta hipótesis? Principalmente en tres consideraciones:
1ª.-
No hay una sola referencia a la muralla de Manzanares en las visitas que los
inspectores de la Orden cursaban periódicamente al lugar. Es como si nadie
reparase en aquel proyecto, fallido y olvidado.
2ª.-
Cuando en 1575 nuestros antepasados redactaron las relaciones pedidas por
Felipe II, 226 años después de iniciarse la construcción, ya no existía la
cerca protectora. (8) Esto es muy sospechoso. De haberse levantado en su
totalidad, de acuerdo con las especificaciones del acuerdo, la cubierta impermeable
de la tapia, y el tejadillo previsto para aliviar las aguas, habrían impedido
una erosión tan demoledora, de forma que la muralla se habría mantenido en pie
mucho más tiempo. De hecho, murallas del siglo XII construidas de tapial
todavía se pueden ver en numerosas ciudades como Cáceres, Córdoba, Carmona,
etc.
3º.- A finales de 1690 el sultán de Marruecos Mulay Ismaíl envió un embajador al rey Carlos II. De camino a la corte española pasó por la villa de Manzanares. En el memorial de su viaje escribió: En un extremo (de la villa) hay una pequeña casbah fortificada y provista de un muro elevado y de torres: ese muro está rodeado de una segunda muralla, y todos ellos de un foso que sirve de defensa y hábilmente cavado. La misma villa no tiene muralla. (9)
Los
cimientos de la muralla sí que aguantaron en ciertos lugares hasta principios
del siglo XIX. Así, cuando en diciembre de 1808 las tropas francesas intentaron
ocupar Manzanares, el Jefe del destacamento de Caballería informaba a su
superior de que para vencer la resistencia se necesitaría la ayuda de la
artillería, ya que la villa está guarnecida de parapetos a la altura de un
hombre y que las puertas (los huecos) han sido barricadas. (10)
NOTAS
1.-
Siendo ya mujer de edad madura, doña Blanca de Portugal tomó en 1295 los votos
y profesó en el monasterio cisterciense de Las Huelgas de Burgos, recibiendo el
título de señora del mismo.
2.-
Doña Urraca Fernández Gudiel procedía del linaje mozárabe de los Cervatos,
residentes en Toledo. (MARTÍNEZ CAVIRÓ, Balbina. El linaje toledano de los
Cervatos. Página 225).
3.-
GUTTON, Francis. La Orden de Calatrava. Página 57. Tras la escaramuza que tuvo
lugar en el paraje conocido por Malas Tardes, las milicias concejiles de
Villarreal y algunos caballeros rebeldes atacaron la villa de Miguelturra
asesinando a hombres, mujeres y niños. Era una explosión de venganza tras
muchos años de afrentas y tensiones entre los vasallos de la Orden y los
pobladores de la nueva villa de realengo.
4.-
LOPEZ DE AYALA, Pero. Crónica de los reyes de Castilla.
5.-
Escritura de compromiso entre los vecinos de Manzanares y el XVIII Maestre de
Calatrava sobre cercar o amurallar el lugar. Documento de la colección Salazar.
Publicado por D. José Antonio García-Noblejas como apéndice B de su Estudio
crítico sobre el origen y nombre de Manzanares en Campo de Calatrava. IEM 1973.
Página 71.
6.-
Ibidem. Página 75.
7.-
A pesar del voto de castidad algunos freyres calatravos no ofrecían mucha
resistencia a las tentaciones de la carne. A su muerte, el propio Maestre Núñez
de Prado dejó al menos dos hijos: Otro Juan Núñez de Prado y un Esteban Núñez
de Prado (ARGOTE DE MOLINA, Gonzalo. Nobleza de Andalucía).
8.-
En la contestación al capítulo 32 de las Relaciones Histórico-Geográficas se
dice expresamente que la villa no tiene ningunas cercas, aunque antiguamente
siendo la villa pequeña lo solía tener.
9.- GIJÓN GRANADOS, Juan de Ávila. Arqueología Moderna en el Castillo de Manzanares (Ciudad Real). La Nobleza, la Casa de Borbón y las Órdenes Militares. Citando a J. García Mercadal. Página 158. ISBN 84-607-8498-3.
10.-
Parte del oficial Perkin al coronel Lamotte, fechado el 21 de diciembre de
1808. Tomado del libro Manzanares. Guerra de Independencia de José Antonio
García-Noblejas. IEM. Página 76.
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