ARTÍCULOS HISTÓRICOS

3 de agosto de 2014

LA ESCULTURA DE EDUARDO BARRÓN O EL NOBLE ARTE DE EDUCAR

Enseñar al que no sabe es siempre una tarea tan apasionante como enriquecedora, tanto para el maestro como para el alumno. Eso cuando existe por parte del receptor del mensaje un auténtico deseo de ampliar sus conocimientos. Es decir, cuando tiene motivación y una mente predispuesta positivamente a recibir la semilla del saber o a modificar conductas inapropiadas sustituyéndolas por otras más depuradas.
Por el contrario, cuando los pupilos no están interesados, están bloqueados por malas influencias o son víctimas de su propia ignorancia, la labor del docente, por muy vocacional y paciente que sea, se complica extraordinariamente pudiendo llegar a ser estéril.
La imagen de un profesor entregado, tratando de conectar con una inteligencia obtusa, cerrada tozudamente a la luz de la sabiduría, está  representada magistralmente por la escultura titulada “Séneca y Nerón”.
Esta obra, de extraordinarias dimensiones (210 x 265 x 120 cm), fue realizada en escayola por el escultor zamorano Eduardo Barrón González  y presentada en 1904 a la Exposición Nacional de Bellas Artes donde obtuvo una medalla de oro. Como consecuencia pasó a ser propiedad del Museo Nacional del Prado, entidad que asumió el compromiso de pasarla a un material más noble, tarea que por distintas circunstancias nunca llegó a ejecutar. 

El grupo escultórico, de escayola parcialmente policromada, representa a Séneca, tutor y consejero del emperador Nerón, tratando de ilustrar a su discípulo. Preside la escena Minerva, diosa de la cultura y de las artes, acompañada por su inseparable lechuza, ave nocturna que representa a la sabiduría ya que ninguna cosa se le esconde por encubierta que parezca.
Barrón, con su amplio conocimiento de la escultura clásica -por su formación en la Academia de España en Roma-, plantea una composición en la que a través de los gestos y actitudes que muestran los personajes, contrapone el esfuerzo del maestro, en su noble tarea de  transmitir conocimientos y valores, frente a la cerrazón mental del aburrido emperador.
Dado que Lucio Anneo Seneca era natural de Córduba, la escultura se trasladó a la antigua capital de la Bética en 1965 para conmemeorar el XIX centenario de su muerte y allí quedó en calidad de “depósito”, aparcada  durante décadas en el vestíbulo del Ayuntamiento sin ninguna protección ni cuidados especializados. Durante ese tiempo sufrió algunos daños a causa de la propia fragilidad del material base, a las precarias condiciones de conservación y a algunos actos vandálicos cometidos por los “nerones” contemporáneos.
Cuando  en 2004 los responsables del Museo del Prado decidieron por fin reclamar la escultura a las autoridades de Córdoba, éstas reaccionaron a fin de no perder aquella obra que después de tanto tiempo formaba parte del patrimonio cultural de la ciudad. Así pues, el ayuntamiento presidido por Dª Rosa Aguilar, en colaboración con Cajasur, acordaron financiar a partes iguales una reproducción facsímil en bronce. 

Escultura en bronce ubicada en Los Llanos del Pretorio (Córdoba)
La copia se realizó en el propio Museo del Prado utilizando las técnicas más modernas de escaneado digital para reproducir fielmente hasta los mínimos detalles. Su coste fue de 300.000 euros y una vez terminada se instaló en los jardines de la zona conocida como los Llanos del Pretorio, siendo inaugurada oficialmente el 15 de junio de 2007.
El original en escayola, tras dos años de restauración y consolidación, se expuso en el Prado hasta 2011,  siendo trasladada después al Museo Provincial de Zamora, para conmemorar el centenario de la muerte de su autor. Allí permanecerá en calidad de depósito durante cinco años.


Escultura original en escayola restaurada, expuesta en el Museo Provincial de Zamora

Detalle de la manta de Nerón policromada

EDUARDO BARRÓN GONZÁLEZ

Eduardo Barrón nació en Moraleja del Vino, provincia de Zamora, el 2 de abril de 1858 en el seno de una familia humilde. Durante dos años trabajó ayudando al imaginero Ramón Álvarez, estudiando posteriormente en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1881 marchó a Roma pensionado por la Diputación de Zamora. Durante esa época, llena de penurias económicas, trabajó en diversos talleres, como el de Felipe Moratilla y Eduardo Multon.
Pensionado por la Academia, regresó a Roma en 1884 en compañía de Agustín Querol. Allí realizó los trabajos: "Adán después del pecado", "Relieve de Santa Eulalia" y "Rolando y Bernardo", lo que se llamaría el "Grupo de Roncesvalles".


Eduardo Barrón González
Regresó definitivamente a España en 1889 instalándose en  Madrid, donde contrajo matrimonio con María Casanova. En esos años el reconocimiento del artista no dejó de crecer. Nombrado académico de San Fernando en Madrid y con múltiples reconocimientos realizó varios de los más afamados monumentos públicos en la España de la época, como su Monumento a Castelar en Cádiz y su trabajo como Director de la Sección de Escultura del Museo del Prado, donde realizó un trabajo inmenso de catalogación y restauración, confeccionando el  Catálogo de Escultura del Museo, una obra completa y rigurosa que sirvió de base para posteriores publicaciones. Falleció repentinamente el 23 de noviembre de 1911 cuando se encontraba en el cenit de su carrera.

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