Una vida consagrada a la milicia
Publicado el año 2003
A las diez y media de la mañana del 4 de
abril de 1858 nacía en la villa de Manzanares un niño al que se puso por nombre Alfonso Isidoro.
Dos días más tarde quedaba inscrito en el registro del Archivo Parroquial de
Nuestra Señora de la Asunción como hijo natural de Isabel Inarejos Mancebo,
de 24 años de edad, procedente de Villanueva de los Infantes y
domiciliada en la calle Toledo. (1)
Nada sabemos
sobre la infancia de Alfonso salvo que, a los tres años, el padre, Manuel
Gómez-Barbe Díaz-Pinés, de 57 años, viudo de María de la Concepción
Sánchez-Migallón, agobiado por los remordimientos y encontrándose in artículo
mortis a causa de una enfermedad asmática, decidió regularizar la situación de
su joven amante. El 19 de abril de 1861, dos días antes de morir, contraía
matrimonio con Isabel, legitimando así el fruto de sus dilatadas relaciones extramatrimoniales.
(2) En el testamento,
otorgado ante el escribano José Ángel García en diciembre de 1858, a los
pocos meses de nacer Alfonso, ya se declaraba a éste heredero de todos sus bienes
(3).
La
adolescencia del muchacho debió transcurrir bajo los cuidados y atenciones de
su madre y abuelos hasta que al cumplir los 18 años se incorporó a la Academia
de Infantería de Toledo. En ella recibiría la formación militar básica terminando
los estudios en 1881 con el grado de alférez.
Su primer destino fue el Batallón Cazadores de Figueras n°6, pasando
luego al Batallón Cazadores de Barcelona n°3. Durante su estancia en Cataluña
se dedicó a servicios de guarnición y vigilancia con motivo de haberse
declarado en 1882 el estado de guerra ante la reactivación de algunas partidas
carlistas.
En los meses de
marzo y abril de 1884 participó, bajo las órdenes del coronel Julio
Camprubí, en las operaciones efectuadas para capturar a un grupo de militares
pro republicanos que desertaron en Santa Coloma de Farners. El gobierno de
Cánovas se mostró tan generoso con los perseguidores como cruel con los
sublevados. Así pues, en reconocimiento a los méritos contraídos durante la
acción, nuestro paisano fue ascendido a teniente (4).
El
amor sorprendió al apuesto oficial en Barcelona, donde, el año 1885, se casó
con Eugenia Laura López-Escobar, unión de la que no llegaría a tener
descendencia.
Apenas llevaba
año y medio de matrimonio cuando, por Real Orden de 25 de octubre de 1886, era
destinado a Filipinas. El 1 de diciembre de 1886 embarcaba en la ciudad condal
rumbo a las islas y desembarcaba en Manila el 6 de enero del año siguiente. Una
vez allí se incorporó al Regimiento de Artillería de la ciudad, pero al poco
tiempo se vio afectado por una serie de enfermedades tropicales que le
mantuvieron postrado e inactivo durante meses. En agosto de 1888 pasó a formar
parte del 2° Tercio de la Guardia Civil, mandando una sección de la 4ª compañía acuartelada en Trinidad. Por aquellos años comenzaban a actuar los
primeros grupos de guerrilleros que
buscaban la independencia del país. Durante cinco años, el teniente Gómez-Barbé
se dedicó con gran eficacia a perseguir a los insurgentes logrando batir o capturar
varias partidas de rebeldes que asaltaban los pueblos saqueándolos en busca
de víveres y armas.
Centro histórico de Trinidad (Cuba) donde estaba
acantonada la 4ª compañía del 2º Tercio de la Guardia Civil que mandaba el
teniente Gómez-Barbé
En octubre de 1893 embarcó de nuevo rumbo a la península y fijó su
residencia en Madrid siendo destinado al Regimiento de Covadonga, con base en
Leganés, donde tuvo lugar su nombramiento como capitán el 13 de julio de
1894. Acostumbrado a la acción, la aburrida vida cuartelera en la capital
resultaba insufrible para el valeroso oficial, por ello decidió voluntariamente
solicitar el traslado a Cuba donde se había reanudado la guerra. El 30 de
octubre de 1895 partió desde Cádiz hacia su nuevo destino, desembarcando en
la Habana el 15 de septiembre.
Coincidió su llegada a la colonia con la aventura expedicionaria de
Antonio Maceo que, atravesando la trocha Mariel-Majada, consiguió llegar a la
parte más occidental de la isla burlando la vigilancia de los españoles.
Inmediatamente se incorporó al primer batallón del Regimiento del Rey y comenzó
a prestar servicios de reconocimiento y emboscadas. El 24 de noviembre entró
por primera vez en combate contra los mambises en Santa María de Caovillas,
continuando bajo las órdenes del general Luis Prats la persecución y
hostigamiento incesante de las partidas enemigas. El 8 de enero de 1896 mandaba
las tropas de vanguardia de su columna cuando se enfrentó, en el sitio llamado
Palomino, con un numeroso grupo de insurgentes mandado por Maceo. En la refriega
resultó herido grave de un balazo en la pierna izquierda, aunque, con gran
arrojo, continuó al frente de sus tropas hasta el final del combate. Por su distinguido
comportamiento en esta acción de guerra sería ascendido a comandante (5).
Tras una larga
convalecencia en el hospital de La Habana, en noviembre era destinado al primer
batallón del Regimiento de Infantería de Cuenca n° 27, unidad que formaba parte
de la columna expedicionaria mandada por el coronel don Luis Molina, cuya
misión era perseguir y castigar al enemigo que actuaba por la accidentada
provincia de Matanzas. En estos meses intervino en multitud de enfrentamientos
y escaramuzas, recibiendo la Cruz de 2ª clase al Mérito Militar con distintivo
rojo por su valentía en los combates que tuvieron lugar en los montes de San
Román el día 31 de diciembre. El parte de guerra indicaba:
Fuerzas de Cuenca y de la séptima zona (comandante
Gómez-Barbé) encontraron ayer tarde reunidas las partidas de Felino Álvarez y Barreta, en número de ciento a
ciento cincuenta rebeldes montados, con los que sostuvieron en potrero Sociedad media hora de fuego, retirándose
aquellos e internándose en los montes Bulfor, en cuyo punto la
volvieron a batir, dispersándolas completamente.
Todo el año
1897 lo pasó combatiendo en la espesura de la manigua contra las
partidas de Betancourt, Clemente Gómez, Águila, Arango y otros cabecillas
rebeldes a los que causó notables daños. El parte del día 23 de mayo decía:
(6)
El coronel Molina batió el veintidós en Suárez y Hoyo Colorado las partidas de
Clemente Gómez, Rojas y Tabares, que contaban unos cien hombres a pie
y algunos caballos. Desalojó a los rebeldes de sus posiciones, tomadas a
la bayoneta por la compañía de vanguardia del batallón de Cuenca, mandada por
el comandante Barbé, causando
al enemigo bastantes bajas.
Con motivo de
la guerra declarada por Estados Unidos contra España, cuyo propósito era
anexionarse la isla y controlar el comercio del azúcar, en marzo de 1898 el
alto mando designó al comandante Gómez-Barbé como ayudante de campo del
general Luis Molina, con la misión de dirigir obras de fortificación en el
norte de la isla, a fin de prevenir
posibles desembarcos en aquella zona. Lamentablemente, la batalla naval de Santiago,
que terminó con la destrucción de la escuadra del almirante Cervera, hizo
inútil continuar la resistencia en tierra. Por el tratado de París, España
perdió el resto de su imperio colonial ultramarino y Gómez-Barbé, como el resto
de los militares españoles que lucharon en Cuba, sufrió la humillación de
tener que abandonar aquellas tierras que tanta sangre, sufrimientos y lágrimas
habían costado.
Junto con otros
mandos del ejército colonial, en enero de 1899 era repatriado a la península.
Tras el desembarco en Cádiz regresó por fin a su domicilio en Madrid. A los
pocos días recibía el ascenso a teniente coronel en recompensa a los méritos
de guerra contraídos en la acción de Las Piedras, ocurridos el 14 de enero
del año anterior.
El superávit de
jefes y oficiales concentrados en la península tras el desastre del noventa y ocho hizo
que Gómez-Barbé estuviera en situación de excedente en la 1ª Región Militar
hasta noviembre de 1900, fecha en que fue destinado
al Regimiento de Reserva de Ávila.
En octubre del año siguiente
consiguió ser trasladado al Regimiento de Infantería Covadonga n°40, con
guarnición en Madrid, donde disfrutó unos años de estabilidad, rota en mayo de
1904 cuando se le nombró jefe del Batallón Cazadores de Ciudad Rodrigo n° 7,
ubicado en Los Barrios (Cádiz), dedicado a la vigilancia y protección del campo
de Gibraltar, permanentemente en tensión a causa de las agitaciones campesinas
promovidas a causa del hambre y la injusticia social.
El 15 de
febrero de 1907 fallecía Eugenia Laura en su domicilio de la calle Maldonado de Los Barrios. Fue una fiel compañera durante la azarosa vida castrense de
su marido. Don Alfonso permaneció al mando del Batallón n° 7 y como Comandante
Militar de la Plaza de Los Barrios hasta enero de 1909 cuando, al alcanzar el
empleo de coronel, se le destinó a la Zona de Reclutamiento de Alicante.
Además, atendiendo a la eficacia en los servicios prestados, se le concedió la
placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Tras un año en tierras levantinas, en
febrero de 1910 se le confiaba el mando del Regimiento de Infantería Sicilia
n°7, acantonado en la plaza de San Sebastián. Incorporado a su nuevo destino tuvo que reprimir las violenlas huelgas que en julio de aquel año
tuvieron lugar en Bilbao. Al crearse la Escuela Militar de San Sebastián fue
nombrado director de la misma, cargo que compatibilizó hasta 1915 con el mando
del regimiento, haciéndose cargo en varias ocasiones, de forma interina, de
la 1ª Brigada de la 11ª División y actuando otras como Gobernador Militar de
Guipúzcoa.
En octubre de 1915 fue promovido al empleo de general de Brigada,
permaneciendo en San Sebastián hasta marzo de 1917, fecha en que se le confió
el mando de la 1ª Brigada de la 10ª División con sede en Pamplona. A su llegada
a la capital de Navarra tuvo que asumir además de forma interina el Gobierno
Militar de la provincia en unos momentos especialmente delicados al encontrarse
la zona en estado de guerra con motivo de la huelga general revolucionaria.
General Alfonso Gómez-Barbé.
Portada de la revista Vida Manchega
n°150. Año 1915. Gentileza del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.
En
marzo de 1921 ascendió a general de División y se le encomendó el mando de la
16ª con base en León, donde fijó su residencia. Al igual que en Navarra tuvo
que asumir el mando de la referida unidad y hacerse cargo temporalmente del
Gobierno Militar de la plaza y provincia. (7)
El
9 de julio, contando ya con 63 años, contrajo nuevo matrimonio en la capital
leonesa con la María del Rosario Márquez Rodríguez, quien
le acompañaría en los últimos años de su vida (8).
En abril de 1924 cesaba en sus funciones de mando directo, pasando a
la reserva por cumplir la edad reglamentaria. Inmediatamente el Directorio
Militar presidido por Primo de Rivera le nombró Gobernador Civil de León. (9)
Posteriormente se le designaría como miembro del Consejo Supremo de Guerra y
Marina, máximo órgano judicial propio de la jurisdicción militar, entonces
separada de la civil, circunstancia que le obligó a trasladar de nuevo su
residencia a Madrid. En este empleo pasó los dos últimos años de servicio a
España aquel manzanareño, cuyo valor probado, sentido de la
responsabilidad y aptitudes para el mando, le hicieron alcanzar los más altos
grados de la carrera militar.
NOTAS
1.- Libro de Bautismos nº 45. Página 267 vuelta. Archivo Parroquial de
Nuestra Señora de la Asunción.
2.- Libro de Desposorios nº 17. Páginas 147 v. a 149. Archivo
Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
3.- Libro de Defunciones nº 18. Página 132 v. Archivo Parroquial de
Nuestra Señora de la Asunción.
4.-BARRET BOHIGAS, Inés y AGUILERA SERRANO, Pietat. La sublevación militar republicana en Santa
Coloma de Farners. Archivo Histórico Comarcal de Santa Coloma (Gerona).
Caja 5, carpeta 8.
5.- Hoja de Servicios de D.
Alfonso Gómez-Barbé Inarejos. Estado Mayor General del Ejército. Archivo
General Militar de Segovia.
6.-
WEILER, Valeriano. Mi mando en Cuba. Tomo III. Páginas 210, 211,214 y
tomo IV. Página 384.
7.-
Hoja de Servicios de D. Alfonso Gómez-Barbé Inarejos. Estado Mayor General del
Ejercito. Archivo General Militar de Segovia.
8.-
Diario de León. 9 de julio de 1921. Página 2.
9.-
Diario ABC del 13 de abril de 1924.
Página 17. Madrid.
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