ARTÍCULOS SOBRE LA HISTORIA DE MANZANARES

16 de abril de 2012

LA CASA DE SOCORRO DE MANZANARES

Publicado en el número 119, correspondiente a septiembre-octubre de 1986

Fruto de la gestión realizada por la corporación monárquica que enton­ces regía los destinos de Manzanares, presidida por D. Enrique Ochoa de Quesada, y al amparo del artículo 74 del Reglamento de Sanidad Municipal de 9 de febrero de 1924, surgió en nuestro pueblo un servicio de asisten­cia sanitaria de urgencia en las postri­merías del año 1928. (1)
Para ello se habilitaron unos locales en la planta baja de la Casa Consistorial, cuya puerta de entrada estaba situada en la actual del Rey.
Las dependencias que formaban este centro eran las siguientes:
Una sala de espera con acceso independiente a la calle de 4 metros de lar­go por cinco de ancho. La puerta de acceso estaba hecha en forma de ro­tonda, toda ella de cristal, prestándole la suficiente luz natural y ventilación. En ella había unos bancos de madera y gutapercha y unas escupide­ras con agua corriente (modernas para su tiempo).
Una puerta situada en la mencionada habitación daba acceso a la sala de curas y asistencia de casos urgentes, con unas dimensiones de 5 metros de anchura por cinco de longitud, con dos amplios ventanales. En ella existía una vitrina con moderno instrumental para toda clase de curaciones y reconocimientos. Otra vitrina era utilizada co­mo depósito de medicamentos, inyecciones y material estéril. Había también dos portairrigadores de pie, niquelados, un porta palanganas, con dos de éstas de porcelana, y un sillón metálico de reconocimientos que servía al mismo tiempo de mesa de operaciones. Otro sillón de laringólogo, un lavabo con agua corriente y escupideras, de las ya reseñadas, completaban el mobiliario.
Contigua a la sala de curas y en comunicación con ella, existía otra dependencia de iguales proporciones con dos camas completas, mesita, lavabo y una vitrina de hierro y cristal con ro­pas abundantes para dichas camas, destinadas para los casos de que algún accidentado no pudiera ser trasladado inmediatamente al Hospital para su tratamiento.
Existía también en la misma planta un buen dormitorio, con calefacción y servicios de higiene, destinado al personal de guardia.

Enrique Ochoa de Quesada. Alcalde de Manzanares del 23 de julio de 1927 al 25 de febrero de 1930. Fundador de la casa de Socorro
Los objetivos asistenciales que debía cumplir, según el reglamento aprobado el día 28 de noviembre de 1928 por la Corporación Municipal, eran los siguientes: (1)
1.- Prestación de primeros auxilios a cualquier persona que sufriera un accidente en la vía o parajes públicos.
2.- La primera curación de las heridas inferidas por mano airada, atropellos u otro caso fortuito.
3.- La asistencia y tratamiento en la enfermería de la misma Casa de Socorro de los enfermos y heridos de inminente gravedad, siempre que no fuera posible trasladarlos al hospital o a su domicilio.
4.- La primera visita facultativa en el propio domicilio de los pacientes en casos urgentísimos o de evidente riesgo.
5.- El servicio de consulta pública diaria para los pobres inscritos en el padrón de beneficencia.
6.- La prestación de camillas o útiles para trasladar enfermos o heridos.
7.- Reconocimiento de las nodrizas destinadas a la lactancia de niños recogidos de las casas de expósitos e inspección mensual de los mismos.
8.- Vacunación y revacunación de niños y adultos.
9.- Asilo y manutención accidental de niños perdidos.
10.- Recogimiento provisional de huérfanos y desamparados para remitirlos a los establecimientos correspondientes.
Estos servicios se vieron reforzados con la creación de una sección de análisis clínicos en el Laboratorio Municipal a cargo del doctor D. Matías Camacho Ruiz Escribano.
La presidencia de la Casa de Socorro la ostentaba un concejal delegado por la Corporación, cargo que recayó en primer lugar en Juan Mascaraque González-Calero. Éste nombraba un Director Técnico, sin retribución específica, que fue durante toda la existencia del establecimiento el doctor D. Pedro Muñoz González-Nicolás. (2)
El resto del equipo lo formaban todos los médicos, practicantes y comadrona de la Beneficencia Municipal, los cuales se turnarían para garantizar un servicio permanente de asistencia, alternando con sus ocupaciones habituales de asistencia domiciliaria, atención de los enfermos del asilo y cobertura de servicios técnicos en el laboratorio de análisis clínicos. (3)
Este nuevo servicio público tenía carácter gratuito para todos los vecinos y residentes en Manzanares, aunque se aceptaban donativos de personas acomodadas.

CUADRO FACULTATIVO
Médicos
D. Pedro Muñoz González-Nicolás
D. Claudio Cabanas Otero
D. Jaime Muñoz de la Espada Garáu
D. Matías Camacho Ruiz-Escribano (Análisis clínicos)
Practicantes
D. Raimundo Fernández-Pacheco
D. Miguel Sánchez-Migallón Herrera
D. Martín Ruiz Villahermosa
Comadrona
Doña Lucía Ochoa Castillo

El día 7 de febrero de 1929 tuvo lugar una reunión del director con todo el personal, a la cual asistió también el alcalde, en ella se dio lectura al reglamento y se distribuyeron los servicios de guardia para los días siguientes a la inauguración, sin que hubiera ninguna manifestación en contra. Sin embargo, algunos médicos no estaban de acuerdo en ver aumentada su dedicación, obligados a realizar turnos de guardia y a pernoctar cuando correspondiera, sin más contraprestación que el sueldo de funcionarios de la Beneficencia Municipal.
El mismo día 8 de febrero de 1929, fecha de la inauguración, D. Claudio Cabanas, a quien correspondía realizar el primer turno de guardia, no compareció. Como justificación presentó un informe, en su calidad de Subdelegado de Medicina y jefe de la Oficina de Sanidad Municipal, por el que haciendo uso de su autoridad se oponía a la apertura, argumentando que el recinto carecía de sala para realizar las consultas, (las cuales se pensaba realizar en la misma sala de curas), y de retrete independiente, (los existentes estaban en la misma planta, pero fuera de las dependencias reseñadas). Del mismo modo, amparándose en dicho informe, tampoco realizaron sus guardias el doctor D. Jaime Muñoz de la Espada  ni el practicante D. Raimundo Fernández-Pacheco. (4)
Tal actitud de resistencia, no manifestada anteriormente, fue entendida por el alcalde y miembros de la Corporación como una grave insubordinación, por lo que acordaron abrir expediente admi­nistrativo contra los tres funcionarios, siendo inmediatamente suspendidos de empleo y sueldo. (5)
El mismo día 8, a requerimiento del alcalde, los facultativos D. Matías Camacho Ruiz Escribano y D. Pedro Muñoz González-Nicolás, discrepando de sus colegas, emitían otro informe como Inspectores Municipales de Sanidad, certificando que la Casa de Socorro reunía las condiciones adecuadas para su apertura. A pesar de este conflicto de atribuciones, y de la multa de 250 pesetas impuesta al ayuntamiento por D. Claudio Cabanas, la Casa de Socorro permaneció abierta.
 
Local que ocupó la casa de Socorro en la calle del Rey
Poco tiempo después, estando aún sin resolver el recurso presentado por los funcionarios cesantes, se abrió concurso público para cubrir las plazas vacantes, incorporándose dos nuevos médicos a la Beneficencia Municipal: D. Fidel Cascón Arroyo y D. Francisco Alonso Alonso.
El 31 de mayo de 1930 dictaba sentencia el Tribunal Provincial de lo Contencioso Administrativo, pronunciándose a favor de los funcio­narios cesados y obligando al Ayuntamiento a la readmisión. (6) Aquel fallo no sólo suponía un duro golpe para la debilitada hacienda municipal, que ahora tendría que mantener seis médicos, sino que socavó la autoridad de la alcaldía, de manera que, en lo sucesivo, no contó con respaldo legal para aplicar nue­vas sanciones a pesar de las frecuentes negligencias que se producían en el servicio.
El día 5 de julio de 1932 era nombrado Consejero Delegado de la Casa de Socorro el concejal republicano José Roncero Rodríguez. A pesar de sus buenas intenciones tampoco fue capaz de conseguir un funcionamiento correcto. La fal­a de asistencia, y el abandono del servicio por parte de los médicos, indignaba profundamente a toda la población sin que nadie se atreviera a tomar medidas drásticas contra el personal sanitario.
En 1934 se produjo un nuevo cambio político y se hizo cargo de la institución el concejal cedista Jesús Ochoa González-Elipe, persistiendo en este período las quejas del abandono, donde casi ningún médico hacía guardias de noche, dándose casos constantes de falta de asistencia facultativa de carácter urgente.
El Sr. Ochoa no consiguió hacerse obedecer por los médicos y tampoco logró ningún resultado la intervención personal de D. Antonio Noblejas, alcalde en aquellos momentos.
La incorporación a la alcaldía de Vicente Muñoz Romero-Nieva llevaba consigo la firme decisión de reorganizar un servicio de tanta importancia social, pero fracasó nuevamente no logrando que la normalidad durara más de una semana.
Evidenciada la imposibilidad de resolver los problemas; ante un creciente desprestigio popular y suponiendo para las arcas municipales un coste de mantenimiento que superaba las 50.000 pesetas anuales, la Corporación acordó la clausura definitiva de la Casa de Socorro en la sesión del día 24 de abril de 1935.
Aún hubo algún intento posterior de reapertura que no llegó a cristalizar. Manzanares habría de esperar mucho tiempo antes de volver a disponer de un eficaz servicio de asistencia sanitaria de urgencia.

NOTAS
1.- Reglamento Provisional para el Régimen y Funcionamiento de la Casa de Socorro. 31 de enero de 1929. A.M.M.
2.- Libro de Actas nº 23, página 24 v. Sesión del 12 de diciembre de 1928. A.M.M.
3.- Instrucciones Generales para el Servicio de Beneficencia Municipal en Manzanares. Documento suelto fechado el 6 de febrero de 1929. A.M.M.
4.- Libro de Actas nº 23, página 44. Sesión del 11 de febrero de 1929. A.M.M.
5.- Libro de Plenos nº 8. Sesión del 25 de mayo de 1929. Página 14. A.M.M.
6.- Libro de Actas nº 25, página 4. Sesión del 20 de junio de 1930. A.M.M.



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