Publicado
en el número 142, correspondiente a septiembre-octubre de
1989
De
todos es sabido que la vida no es posible sin el agua, por ello los primeros
núcleos de civilización florecieron siempre en las proximidades de ríos, pozos
o manantiales naturales que permitieran saciar las necesidades de personas y
ganados.
Manzanares
no fue una excepción, y aunque nació al amparo del castillo edificado por la
Orden de Calatrava para afianzar sus fronteras tras el deslinde de los
territorios ocupados a los musulmanes, la villa se desarrolló gracias a la
abundancia de agua, garantizada en principio por la presencia del río Azuer y
de los antiquísimos pozos existentes en la Plaza de la Constitución, usados en
su día para satisfacer el consumo humano e inundar los abrevaderos.
Ya
en el año 1579, los alcaldes, regidores y vecinos principales, reunidos para
responder al cuestionario ordenado por Felipe II, manifestaban al contestar la
vigesimotercera pregunta: Que la villa y sus términos es abundante de aguas
dulces de pozos en todas las casas y solamente hay una fuente que siempre corre
en la dicha sierra de Siles.
La
riqueza del término municipal en aguas subterráneas obedece a las filtraciones
del río Guadiana que alimentan los acuíferos próximos, suministrando un agua de
aceptable calidad, a poca profundidad, que los lugareños extraían perforando
innumerables pozos y norias para regadío.
Tres
siglos después de la elaboración de las Relaciones Topográficas de Felipe II,
D. Pascual Madoz al elaborar su Diccionario Geográfico de las Tierras de España,
explica al referirse a nuestro pueblo: En todo el partido no se encuentra más
fuente que la de Siles, agua exquisita, que se lleva a Manzanares en cubas para
las personas acomodadas, surtiéndose en lo general de pozos más o menos
abundantes, citándose como mejores el pozo de Máximo, el de la quintería de
Coca y algunos otros en varios sitios del partido.
La
diferente calidad de las aguas de pozo dependía de la naturaleza del terreno
que atravesaba el venero, caracterizándose en general por un elevado contenido
en sales cálcicas y magnésicas que las hacía duras y poco recomendables, razón
por la que el agua de Siles, más fina por su menor contenido en sales, fue
tradicionalmente muy apreciada por el vecindario, aunque su transporte en
carros cuba hacía su coste prohibitivo para la gran mayoría de los habitantes.
Por otra parte, el distanciamiento de la fuente y la población, garantizaba en
cierto modo su salubridad frente a las aguas extraídas de los pozos del casco
urbano, contaminadas a veces por filtraciones de aguas residuales y deyecciones
animales, que durante siglos originaron enfermedades como el cólera y la
disentería, cuyo origen microbiano no fue conocido hasta mediados del siglo
pasado.
La
fuente de Siles se encuentra en la falda del cerro de la Magdalena, en una
dehesa situada a 14 kilómetros al sur de Manzanares, y fue el propietario de la
finca, D. Tomás Chacón-Salinas Publícola, el primero en concebir la idea de
canalizar y conducir el agua hasta la villa para el abastecimiento de la
población.
Fuente de Siles |
El
año 1863 se efectuaron los primeros estudios y aforo del manantial, cuyo caudal
resultó ser de 200 reales fontaneros diarios (640.000 litros), cantidad que entonces
se estimaba más que suficiente para una población de unos 10.000 habitantes,
suponiendo un consumo de 40 litros por persona y día. El resto del agua se
utilizaría en los lavaderos públicos o para cualquier otra necesidad como
industrias y extinción de incendios. (1)
El
día 8 de junio de 1864, D. Tomás concertó con el ayuntamiento y Junta de
Asociados un contrato administrativo, refrendado más tarde por el gobernador civil,
en el que se estipulaban las condiciones del suministro y se fijaba el precio
del cántaro en seis maravedíes.
Para
facilitar los trámites de expropiación de los terrenos por donde había de pasar
la canalización, se consiguió que las obras se declarasen de utilidad pública
por la reina Isabel II, de conformidad con la Sección de Gobernación y Fomento
del Consejo de Estado, según Real Orden del 14 de septiembre de 1865. Para el
desarrollo del proyecto, con fecha 12 de julio de 1867 se constituyó una
sociedad formada por Tomás Chacón-Salinas Publícola, Fernando Corrales Peralta
y Mariano Sáenz de Santa María. En la base segunda de la escritura, otorgada
ante el notario de Madrid don Jerónimo Montesinos, se especificaba que: Esta
explotación tendrá por objeto surtir de aguas potables para consumo doméstico
de los vecinos de la villa de Manzanares, y con las sobrantes, lavaderos y
cualquiera otro uso que crean los dichos más conveniente a sus intereses, con
la retribución que el Sr. Salinas tiene estipulada con el ayuntamiento. (2)
El
Marqués de Salinas aportaba a la sociedad el manantial y dos fanegas de terreno
para construir depósitos, cañerías, caseta de guardas etc., mientras el coste
del proyecto, materiales, tuberías, construcción del depósito receptor y
lavaderos corrían a cargo de los otros dos socios, quienes se comprometían a
finalizar los trabajos en el plazo de un año. De los beneficios obtenidos, el
Sr. Chacón-Salinas percibiría el veintinueve por ciento, quedando además exento
durante diez años de cualquier gasto de mantenimiento de las instalaciones.
Carro cuba para el reparto de agua a domicilio |
Por
razones que desconocemos el contrato administrativo concertado con el municipio
no se cumplió en el plazo previsto y la primitiva sociedad se disolvió. La
Corporación presionó al Sr. Chacón-Salinas para que cumpliese el compromiso
adquirido con el pueblo y un año más tarde se formó una nueva sociedad
integrada por el propietario del manantial y los señores Francisco
Casalduero Conté y José Carrulla Torens, iniciándose rápidamente las obras
bajo la dirección del arquitecto don José Novaes.
El
depósito para la recepción de las aguas se construyó a las afueras del pueblo,
cerca de la glorieta de San Isidro, instalándose en sus inmediaciones un
lavadero público.
A
pesar de la enorme inestabilidad política de aquellos años en los que tuvo
lugar el destronamiento de la reina y la formación del gobierno progresista
presidido por el general Prim, las obras continuaron a buen ritmo y en 1871 se
autorizó la construcción de dos puentes sobre el río, uno frente a la calle de
la Cárcel, para el paso de carruajes, y otro aguas arriba, cerca de la
carretera de Andalucía, para la entrada de peatones.
Por
fin, a mediados de 1873 se concluyeron las obras y a partir de aquel momento
los aguadores pudieron repartir el preciado líquido, satisfaciendo las
necesidades de los manzanareños durante casi medio siglo. (3)
Transcribimos
a continuación el acta de inauguración de las instalaciones, documento de gran
interés que afortunadamente se conserva en el Archivo Municipal.
ACTA
En
la villa de Manzanares a veintidós de mayo de mil ochocientos setenta y tres,
día señalado para la inauguración de las aguas según invitación de la empresa
explotadora, reunido el Ayuntamiento en la sala capitular y hora de las tres de
la tarde, se presentó dicha sociedad formada por los señores D Tomás
Chacón-Salinas, D. José Carulla y Torens, comerciante, y D. Francisco
Casalduero y Conté, abogado, vecinos los tres de Madrid y actuales empresarios;
invitando a la Corporación y constituyéndose más tarde la comitiva por la
incorporación de las individuos del Clero de esta Villa.
Una
banda de música que entonaba en su marcha himnos patrióticos y aires nacionales
abría el paso de le comitiva en su trayecto por la calle de la Cárcel, hasta
situarse en los alrededores del depósito de aguas entre una inmensa
concurrencia que ocupaba todo el local. En el interior tenía lugar la bendición
de las aguas por el Sr. Cura párroco, D. Hilario de Jesús Vázquez, acompañado
del clero, empresarios y varios miembros de la comitiva. Constituida ésta
posteriormente bajo la techumbre de los lavaderos y rodeada del entusiasta
vecindario, elevose el ciudadano D. Francisco Casalduero sobre las pilas,
haciendo uso de la palabra para congratularse por ver llegadas las aguas de
Siles, que tanto ansiaba la empresa y que tantos beneficios habría de reportar
a la población. Hizo también notar con grande elocuencia las inmemorables
ventajas y utilidades de tan preciosa agua para la salud, para la economía
doméstica y para el progreso material, cuya senda una vez empezada era el signo
de la emancipación de un pueblo y el atractivo de sucesivas mejoras de
importancia que preveía para la población.
Seguidamente
ocupó la tribuna popular el Sr. Cura párroco abundando en las mismas ideas y
contemplando con admiración el mágico resultado de las empresas por sociedad, y
el gran mérito del capital que se destina a convertir en fértiles los terrenos
estériles, saludables los que no lo eran, condenando a la vez el egoísmo brutal
y augurando días de ventura y prosperidad para la patria y para su amado
pueblo.
El
alcalde, que le sustituyó en el uso de la palabra, empezó rogando al auditorio
que le dispensara su falta de dotes oratorias que no le permitían continuar y
que por esta causa daría lectura de su alocución el secretario, haciéndolo en
esta forma:
Ilustre
Empresa de la conducción de las aguas y mis estimados Paisanos, el deber
primero de esta Municipalidad que tiene el honor de dirigiros la palabra en tan
augustos momentos en que acabáis de ver satisfecha nuestra imperiosa y
vehemente necesidad de aguas potables, que con asiduo interés reclamaba tan
populosa villa, ha de ser el proponeros un voto unánime de gracias a la
sociedad explotadora que, en medio de los diferentes obstáculos que la han
servido de rémora en el transcurso de seis años, ha desplegado una fe y celo
inquebrantables dignos del mayor aplauso. Fervientes votos acabo de hacer, y
conmigo la digna corporación del ayuntamiento y señores concurrentes, cuyo
deseo no dudo interpretar, para que el patriotismo y heroicos esfuerzos de la
empresa sean colmados con el premio o utilidades que justamente ha merecido, a
más de la orla gloriosa de la gratitud de un pueblo por tan inmenso y saludable
beneficio.
Mi
posición como representante de los sagrados e imprescriptibles derechos de este
mi amado pueblo, que ha dado siempre muestras de corresponder a los que con
afán se desvelen por su prosperidad, no me permite pasar adelante sin dejar
consignado que esta nuestra calurosa felicitación, que este cumplido parabién
que en nombre de todo el vecindario ofrecemos gustosos a la empresa
abastecedora de las aguas, asistiendo en cuerpo el ayuntamiento de mi cargo a
su inauguración, de ningún modo implica la sanción gubernativa por la completa
terminación de las abras o el desistimiento de nuestra misión inspectora si al
examinar las cláusulas de la concesión, hallásemos no cumplidas todas las
condiciones factibles, o bien omitidas algunas legales de importancia, cuya
especificación o aclaramiento conviniera concretar, reservándome en su
consecuencia las reclamaciones oportunas que dejen satisfecho el interés del
vecindario y cubierta nuestra responsabilidad.
Ciudadanos,
loor de los tres miembros de la empresa, directores y maestros que han
conducido las aguas para calmante de nuestra sed y en beneficio de la salud
pública; hagámosles ostensible nuestra gratitud por su invitación o convite y
repetir conmigo entusiasmados: ¡Viva la Sociedad conductora de las aguas!¡Viva
el Pueblo de Manzanares!.
Vuelta
la comitiva del Depósito se dirigió a la Iglesia Parroquia en donde se cantó un
solemne Tedeum en acción de gracias, y desde aquí a casa del empresario D.
Tomás Chacón y Salinas en donde fue obsequiada con un espléndido banquete,
brindando todos los concurrentes por la bondad de las aguas, por la generosidad
de la Empresa, por la unión del Pueblo de Manzanares y por la salvación de la
Patria. Con lo que se terminó la presente, que firmará el Ayuntamiento y
señores mencionados en este acta, siendo testigos presenciales de todo, los
señores D. Agatino Chacón-Salinas y Castelli, D. Félix Corrales Sánchez, D.
Alfredo Corrales y Sánchez, D. Enrique Corrales y Sánchez, D. Carlos Corrales y
Martínez, D. Juan Caballero y Serrano y D. Domingo Aracil y García, de todo lo
que yo el Secretario del Ayuntamiento certifico.
NOTAS
1.-
Memoria descriptiva del proyecto de conducción de aguas de Siles. Madrid, 1º de
septiembre de 1863. A.M.M.
2.-
Base primera de la escritura de Sociedad para explotar las aguas de la dehesa de
Siles, otorgada ante D. Jerónimo Montesinos, notario de Madrid, el 12 de julio
de 1867. A.M.M.
3.-
El agua era repartida a domicilio por
los aguadores mediante carros-cuba tirados por un mulo. En cada vivienda
existía una pequeña tinaja de barro destinada a almacenar el agua de beber;
para otras necesidades se usaba la extraída de pozos, abiertos en casi todas
las casas del pueblo.
Precioso comentario sobre la inauguración del abastecimiento. Muy emotivo para mí, por ser mi casa durante muchos años felices con mi familia. dulcineamalaga@yahoo.es. Gracias
ResponderEliminar