ARTÍCULOS SOBRE LA HISTORIA DE MANZANARES

16 de abril de 2012

LA COFRADÍA DE ÁNIMAS BENDITAS


Publicado en el número 137, correspondiente a enero-febrero de 1989

Posiblemente la tradición del culto a las almas o ánimas se remonte al Concilio de Trento, celebrado a mediados del siglo XVI, tras el cual la Iglesia Católica promocionó esta devoción popular como respuesta a las afirmaciones de Lutero y sus seguidores que defendían la idea de la inexistencia del purgatorio.
Sea como fuere, la fecha de constitución de la cofradía de Animas Ben­ditas de Manzanares se desconoce, así como todos los antecedentes his­tóricos que precedieron a la Guerra Civil, ya que durante el proceso revolucionario que siguió al alzamiento militar se destruyeron los viejos libros de actas y se perdieron sus ornamentos y símbolos.
Las informaciones orales recogidas nos indican que esta cofradía estuvo vinculada desde su fundación al gremio de pastores y ganaderos, los cuales mantuvieron a través de los siglos los ritos y ceremonias, combinando armoniosamente los aspectos lúdicos con los religiosos.
La cofradía estaba regida por una Junta Directiva compuesta por el mayordomo, el secretario, un tesorero o contador y cuatro vocales. Sus principales objetivos eran propagar la devoción religiosa, infundir el espíritu cristiano entre los cofrades y, sobre todo, pedir por los difuntos y almas del purgatorio para lograr su redención, a fin de lograr la ulterior promoción a ese estadio superior que los católicos llaman cielo.
Sus actividades se iniciaban inme­diatamente después de la Navidad, cuando el mayordomo, con sus ayudantes provistos de bombo, tambor redoblante y varias banderas bordadas con motivos alegóricos a la muerte, recorrían las calles de la población durante los domingos de los meses de enero y febrero anteriores al carnaval, recordando el carácter mortal del hombre y solicitando limosnas a los viandantes.
 La ceremonia más importante, desde el punto de vista religioso, tenía lugar el día 2 de febrero, festividad de la Virgen de la Candelaria. En esa fecha se celebraba una misa en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, sufragada por la cofradía, durante la cual se llevaba a cabo una procesión interior de la Junta con los abanderados, acompañando a una pequeña imagen de la Virgen. A continuación se realizaba con gran solemnidad la ofrenda y bendición de frutas y palomas que habrían de subastarse públicamente al día siguiente, festividad de San Blas, junto a melones, botellas de vino, algún cordero y otros productos de la tierra donados por comerciantes y particulares, además de una gran tarta comprada por la cofradía. Antes de la subasta, y con objeto de ir concentrando al público en las proximidades, los abanderados efectuaban en la plaza del Castillo habilidosas filigranas con los estandartes, que ondeaban graciosamente al viento sorprendiendo a chicos y mayores.
Llegado el Carnaval el pueblo se desbordaba ocultando la seriedad y la conveniencia tras la máscara de la sátira o la ironía. Era preciso aprovechar esos días de regocijo antes de entrar en el sacrificado período de la Cuaresma. (1) En estas fechas los pastores solían construir una majada en la plaza pública, instalando un redil con ganado y sus típicos chozos confeccionados con barda y leña de la sierra. Allí celebraban carreras de cintas a caballo y otros juegos en los que los zagales disfrazados de lobos simulaban el ataque al redil, siendo perseguidos por los pastores y por otros mozos que actuaban como perros guardianes. El miércoles de ceniza se bro­meaba encenizando a amigos y curio­sos, con lo que terminaba la fiesta.
El contrapunto a estas celebraciones paganas lo ponía la cofradía al llegar el primer domingo de Cuaresma. En este día celebraba con gran boato la misa y Función de Animas, tras la cual se preparaba un enorme guiso de cordero que compartían todos los pastores y del que se separaba una parte para los pobres. Por la tarde tenía lugar el baile al que asistían los cofrades y sus familias a las que se obsequiaba con zurra y magdalenas. A veces se porfiaba realizando pugnas amistosas y se imponían "multas" por beber o por no beber, por bailar y por no bailar, que procuraban pequeños donativos destinados a sufragar los gastos realizados. Este acto se aprovechaba para cobrar las cuotas anuales a los socios y realizar nuevas inscripciones, finalizando con el reparto de una bolsita de avellanas a cada cofrade.

DERECHOS QUE LA COFRADIA CONCEDE A SUS HERMANOS

1.- El matrimonio, ochenta y seis reales en metálico, dos docenas de faroles, una docena de hachas para la misa de cuerpo presente y para el cabo de año. Los hijos de entierro grande, la mitad de los derechos del padre y madre, y los de gloria media docena de faroles. Las viudas tienen iguales derechos que los Hermanos.

2.- El hermano que no pagare a los tres meses después de pasada la función, no tendrá derecho a la Cofradía.

3.-El hermano que quiera ingresar en esta Cofradía, lo hará el día de la función, para que vea la Junta el estado de salud que goza y la edad que tiene. Pagará: de 20 a 30 años, 10 reales; de 30 a 40, veinte; y de 40 a 50 treinta. Esto no estando enfermo.

4.- El hermano que faltare de palabra u obra a la Junta o a cualquiera de la Cofradía o se embriague, será expulsado de la misma.

Durante el resto del año la cofradía solo intervenía si se producía la muer­te de alguno de sus miembros, ayudando a sufragar los gastos del entie­rro, proporcionando las velas o faroles y acompañando al difunto, cuyo féretro era cubierto con una de las banderas hasta su inhumación. Esta tradición se conservó con escasas variaciones hasta que fue interrumpida por la contienda fratricida del 1936 durante la cual se perdieron los libros e instrumentos, si bien se pudieron salvar tres banderas que se escondieron en casas particulares. Terminado el conflicto, un grupo de antiguos hermanos logró reorganizar la cofradía. El 10 de noviembre de 1939 se nombraba la nueva Junta Directiva, integrada por las siguientes personas: (2)

Mayordomo 1º              Agustín Sánchez Gil
Mayordomo 2º              José Sánchez Herrera
Mayordomo 3º              Juan Antonio Sánchez Gil
Secretario                      Fernando Jiménez Criado
Vicesecretario               Vicente Peña Callejas
Tesorero                        Jesús Márquez León
Vocales                          Pedro Escobar Sánchez
Gabriel Criado Garrido
Vicente Jiménez Carrera
Abanderados                 César Sánchez Herrera
                                      Antonio Cuadrado Buenasmañanas
                                      Antonio López Carrión
                                      Pedro Carrión Herrera
                                      Manuel Lorente

La reaparición de la cofradía de Ánimas en el ambiente de exaltación religiosa de la postguerra fue acogida con gran aceptación por el pueblo. El año 1940 contaba ya con 71 hermanos, cifra que se iría incrementando con el tiempo hasta sobrepasar ligeramente los 200 en 1960.
El Sr. Sánchez Gil ocupó la mayordomía durante más de veinticinco años, hasta su fallecimiento en 1966, siendo sustituido por Francisco Camacho Enrique. El Padre Cristino del Carpio se incorporó como director espiritual, colocando a la cofradía bajo la advocación de la Divina Pastora.

Músicos, abanderados y limosneros
Ya por estos años se empezaba a notar cierta decadencia y abandono en esta institución religiosa. A ello contribuían diferentes factores; la propia evolución de la sociedad, los cambios en los hábitos y costumbres de los ciudadanos, la crisis de religiosidad y la disminución del número de pastores que habían constituido su princi­pal soporte. Tales circunstancias hicieron que, poco a poco, se fuera extinguiendo el fervor y el apoyo popular hacía las Ánimas.
El 1 de diciembre de 1972 se renovó la Junta quedando con la siguiente composición:

Mayordomo                Sebastián Sánchez-Migallón S. Elipe
Secretario                    Fernando Jiménez Criado
Tesorero                      Miguel Guerrero
Vocales                        Fernando Gallego
                          Santos Bermúdez Fernández-Arroyo
                          Lorenzo Villena Guijarro

A pesar de la renovación de cargos, esta directiva tampoco logró revitali­zar la tradición y la cofradía permaneció durante más de diez años en una situación de franca decadencia por impago de las cuotas por parte de los asociados y por su falta de asistencia a los actos reli­giosos, misas y subasta. Tal situación continuó hasta el 27 de marzo de 1982 en que fue nombrado mayordomo Santos Bermúdez Fernández-Arroyo, quien se esforzó por mantener los aspectos más relevantes de la cofradía, para lo cual debió recurrir incluso a remunerar económicamente a los ayudantes y abanderados que intervenían los días de postulación. A duras pe­nas se reorganizó el baile tradicional con la pretensión de atraer nuevos socios y fomentar la asistencia de los más antiguos, pero todo fue inútil. Al faltar el apoyo desinteresado resultaba imposible el mantenimiento de las escasas actividades con las cuotas satisfechas y las limosnas obtenidas, lo que hizo absolutamente inviable la continuación. Así, a finales de 1987 la cofradía estaba prácticamente deshecha, sin que hubiera personas dispuestas a colaborar en su mantenimiento. La desidia de los antiguos socios y la falta de apoyo de las nuevas generaciones parecían haber dado el toque final a la misma. Fue entonces cuando surgió la inquietud de recuperar esta tradición por parte de un grupo de profesores, padres y alumnos del Colegio Público La Candelaria para darle vida al calor del barrio del mismo nombre, con el apoyo de sus vecinos. De esta forma se inició una nueva andadura que deseamos sea más fecunda que la anterior, ahora que los castellano manchegos necesitamos recuperar nuestra historia y preservar las costumbres populares para resaltar nuestras peculiaridades y fortalecer las raíces de esta Región Autónoma, pues todo ello forma parte de nuestro acervo cultural.

NOTAS
1.- La Cuaresma es el periodo de 40 días que va desde el miércoles de ceniza hasta el jueves Santo.
2.- Acta de reorganización celebrada el 10 de noviembre de 1939 en presencia del cura párroco. Libros de Actas de la Cofradía de Ánimas de Manzanares.






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