150 ANIVERSARIO DE LA ENTRONIZACIÓN DE LA IMAGEN DE JESÚS DEL PERDÓN COMO FIGURA CENTRAL DE LA ERMITA DE LA VERACRUZ
Antonio Bermúdez
La ermita de la Veracruz fue construida a finales del siglo XVI sobre un antiguo humilladero situado a la salida de la villa donde las gentes oraban al salir a trabajar los campos para obtener la protección de sus advocaciones preferidas. En aquellos años la imagen que ocupaba el altar principal era un Jesús Crucificado, titulado Cristo de la Vera Cruz, pero desde 1609 la ermita albergaba la imagen del Cristo Arrodillado con la Cruz a Cuestas que mandara hacer Catalina Martínez. La creciente devoción popular hacia esta imagen promovió en 1690 la formación de una cofradía que, en poco tiempo, llegó a ser la mayor de la villa en número de hermanos.
Antigua imagen de Jesús Arrodillado con la Cruz a cuestas destruida en el proceso revolucionario de 1936
La pequeña nave de la ermita, con entrada por la calle de San Antón, se amplió en 1693 hasta la calle Ancha gracias a la donación realizada por el hidalgo Francisco de Quesada Canuto de una pequeña vivienda, anexa a la casa de su mayorazgo, a cambio del privilegio de tener una tribuna o ventana interior desde donde pudiera contemplar la imagen del Cristo Arrodillado y asistir a los actos religiosos que tuvieran lugar en el templo.
El fervor de las gentes hacia el Cristo Arrodillado no dejó de crecer, hasta el punto de ser elevado a la categoría de Patrón de la localidad por aclamación popular en 1848.
En 1864 el estado ruinoso en que se encontraba la vieja ermita obligó a desalojarla y acometer importantes obras de restauración que comenzaron en septiembre de 1865. La cofradía aprovechó para colocar la imagen del Patrón en el altar mayor situado al fondo de la nave reformada, cuyo eje discurría paralelo a la calle de San Antón. La entrada principal se abrió en la actual calle Jesús del Perdón, de forma que el Cristo de la Vera Cruz, que antes presidía el altar principal, quedó ahora como una simple capilla lateral.
Con motivo de la remodelación de la nave se intentó clausurar la ventana interior desde donde la familia Quesada contemplaba la imagen del Cristo Arrodillado del Perdón. Ello motivó una airada protesta por parte de don Martín de Quesada Arce, quien, como experimentado abogado, reivindicó ante el Gobierno Eclesiástico del Campo de Calatrava el secular derecho adquirido por sus antepasados. También se oponía rotundamente al traslado de la imagen al altar mayor, ya que perdería la privilegiada vista que entonces disfrutaba. El litigio duró varios años y llegó incluso hasta el arzobispo de Toledo de quien dependía el territorio de la actual diócesis. La mediación del Ordinario, y los buenos oficios de conciliación practicados por el vicario, lograron que el Sr. Quesada accediese al traslado de la imagen bajo promesa de abrirle otra tribuna en un sitio apropiado. Todo indica que se abrió una segunda ventana en el muro izquierdo de la capilla lateral desde el que se veía el nuevo altar. En cualquier caso, don Martín nunca consintió que se tabicase la ventana enrejada ni se retirase su escudo nobiliario.
Martín de Quesada Arce, abogado y terrateniente
Las obras de albañilería finalizaron en 1866, de forma que, en abril de 1867, el Gobierno Eclesiástico ordenó el traslado de la imagen de Jesús Arrodillado a la ermita. Por el momento quedó en su antigua capilla ya que no estaba tallado ni dorado el retablo del altar mayor que habría de acogerla. La convulsión política que generó la revolución de 1868, seguida del destronamiento de Isabel II y la proclamación de la primera República, paralizó los trabajos de decoración y no se retomaron hasta el verano de 1875 cuando, producida la restauración borbónica, las aguas del tradicionalismo volvieron a su cauce. Por otra parte, el litigio con la familia Quesada quedó resuelto al morir don Martín el 15 de marzo de ese mismo año. Las hijas de don Martín respetaron los deseos de su padre y nunca permitieron la clausura de la primera ventana, permaneciendo abierta hasta la destrucción total del templo con motivo de la guerra civil de 1936.
Por fin, tras el tradicional novenario y la solemne procesión, en septiembre de 1875 se pudo inaugurar la ermita totalmente restaurada, dedicada ahora a Nuestro Padre Jesús del Perdón. En ella se habían invertido cerca de 10.000 pesetas y este año se cumple siglo y medio de aquel relevante evento.
La ermita fue levantada de nuevo en los primeros años de posguerra y la imagen destruida se sustituyó por una hermosa talla del escultor Quintín de Torre. Tras las sucesivas obras de mejora en la fábrica, mobiliario y retablo, la ermita presenta hoy un extraordinario atractivo estético artístico para cualquier visitante, mientras la grey católica de Manzanares sigue manteniendo incólume la devoción que profesa a la imagen del Patrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario