Desde el momento en que los colonos instalados en
tierras de la encomienda calatrava de Manzanares obtuvieron sus primeras
cosechas de trigo, se plantearía la necesidad de molturar el grano y obtener la
harina con la que fabricar pan, alimento fundamental para el mantenimiento de
la población. Durante muchos años los vecinos del lugar debieron utilizar tahonas;
molinos de sangre movidos por mulos, adjuntos a los hornos de cocción. Sabemos
que existió también un viejo molino sobre el cauce del río Azuel, en las
cercanías del despoblado de Moratalaz, aunque desconocemos todo detalle sobre
su construcción y periodo de funcionamiento. El edificio estaba ya arruinado en
1752 cuando se elaboró el catastro de Ensenada.
El Azuel, degenerado el nombre a Azuer hacia mediados
del siglo XIX, atravesaba el término de Manzanares de Sureste a Noroeste. Aunque
corría casi todo el año, solo unos pocos meses tenía caudal suficiente para
accionar los mecanismos de molienda. Cuando el río llevaba poca agua los
campesinos llevaban las cosechas a molinos de funcionamiento más permanente
como los de Ruidera o Daimiel.
Cabe preguntarse por qué razón no se instalaron
molinos durante la Edad Media en la madre vieja del río a su paso por el
término. La respuesta está en la orografía del terreno, demasiado llano para
contar con las diferencias de cota que permitieran mover el rodezno y devolver
al cauce el agua utilizada.
Al objeto de superar esta limitación y poder ofrecer a
los vecinos un servicio tan importante como la molienda de cereales y
leguminosas, la Orden de Calatrava planeó una importante obra de ingeniería,
consistente en la apertura de una acequia o cauce artificial que hiciera
posible la instalación de molinos hidráulicos ante la demanda creciente de
harina provocada por el aumento de población que tuvo lugar en Manzanares
durante los siglos XIV y XV.
Desconocemos
quién fue el autor del proyecto; sin duda un experto ingeniator que
llevó a cabo un exhaustivo estudio del terreno, en altura y superficie, para
definir el trazado más adecuado. Teniendo en cuenta los rudimentarios medios
con que contaban los trabajadores de la época, debieron tardar años en
completar el inmenso movimiento de tierras que las obras exigían.
A principios del siglo XVI se pudieron concluir los
trabajos y poner el caz en explotación, siendo comendador de Manzanares Rodrigo
Manrique (sobrino del anterior comendador del mismo nombre). (1)
Río Azuer a su paso por Manzanares en uno de sus
buenos momentos
|
DESCRIPCIÓN DE LA OBRA
Como puede apreciarse en el plano dibujado por
Stephano Perola en 1616, el caz comenzaba poco antes de llegar al cruce del río
con el viejo camino de Almagro (posterior carretera de Andalucía). (2) La nueva
acequia desviaba hacia la derecha una parte del caudal del río, regulando el
flujo con fuertes compuertas. Tal disposición exigía la presencia de dos
puentes contiguos, uno para superar el caz y otro para atravesar el Azuer que
discurría paralelo al citado camino de Almagro hasta llegar al actual puente de
los Pobres, lugar en que giraba a la derecha.
Detalle del plano de Stephano Perola dibujado en 1616.
|
Presa reguladora del caudal circulante por el caz, tal
y como llegó al siglo XX.
|
Antigua madre vieja del Azuel convertida actualmente en
canal de alivio. Desague del Madregón en la madre vieja del Azuer. |
El principal desafío de aquella infraestructura consistía
en mantener durante el recorrido de 5.160 metros, una pendiente muy inferior a
la del cauce natural, al objeto de generar la diferencia de cotas necesaria
para compensar el salto del caz al socaz en cada molino y poder retornar el
agua utilizada a la madre vieja en cualquier punto, si fuera necesario. Al
mismo tiempo se tenía la posibilidad de usar las aguas para regadíos por gravedad
en la zona intercauces.
El cauce del Azuel, o madre vieja, llegaba desde el
puente de la Reina hasta el calicanto, giraba a la izquierda bordeando el
camino de Almagro y luego a la derecha. Este trazado se mantuvo así al menos
desde principios del siglo XVI hasta poco antes de la guerra civil de 1936,
como puede apreciarse en el mapa topográfico de 1887. (3)
La línea de puntos que discurre casi paralela al cauce
corresponde al denominado “madregón” (deformación de madrejón), cauce seco que
en tiempo de grandes lluvias y desbordamiento del río evacuaba agua hasta la
madre vieja por el puente de los Pobres, reduciendo los daños que las
inundaciones causaban periódicamente en la villa sobre las
viviendas de las calles Río, Zacatín y Matadero viejo. El nombre “madregón”
evolucionó con el tiempo a “malecón”. El término es también apropiado, pues
describe una construcción destinada a proteger contra la fuerza del agua. (4)
Gracias a la iniciativa del concejal Francisco Lozano
Muñoz, en 1935 se abordaron las obras de sangrado y encauzamiento del río en
las cercanías del puente de la Reina, conectando la “madre vieja” con el
malecón. De esta forma, en caso de sobrevenir avenidas extraordinarias, una
parte importante del caudal se canalizaba hacia el puente de los Pobres mucho
antes de llegar a la zona habitada, minimizando así los efectos de las riadas sobre la
población. Las obras, concebidas dentro del programa de lucha contra el paro,
fueron financiadas al 50% por el ayuntamiento y por los linderos, empleando en
ellas a numerosos desempleados. (5)
El punto de encuentro del caz con el río se ubicaba
cerca de la torre de Moratalaz, a 4.590 metros en línea recta desde el inicio
del caz. La diferencia de nivel entre ambos puntos es de diez metros
aproximadamente, lo que supone una pendiente media en la madre vieja del 0,217%.
Teniendo en cuenta que el salto del caz al socaz en cada molino es de unos 2
metros, el proyecto está pensado para un máximo de cuatro artificios de
molienda. Entre todos consumirían una altura hidrostática de unos 8 metros,
quedando los dos restantes para mantener la corriente a lo largo del recorrido,
con pendientes entre 0,043 y 0,045 %. (6)
El primer molino se construyó inmediatamente después
de finalizar las obras del caz. El segundo se levantó al poco tiempo y ambos
fueron conocidos como el Grande y el Chico. Más tarde se instalarían los demás.
En las Relaciones Topográficas redactadas en 1575 ya
se habla de molinos en plural. (7)
... y una vega
junto a esta villa, y pasa por medio un arroyo, se dice Azuel” y “ en arroyo Zuel hay molinos de invierno”
El catastro de Ensenada, elaborado en 1752, cita por
primera vez los cuatro ingenios tipo cárcavo, todavía en funcionamiento, con
los nombres de molino Grande, molino Chico, molino de Don Blas y molino
Carnicero. (8)
MOLINO GRANDE
En febrero de 1523, Rodrigo Manrique, comendador de la
villa, autorizó al rico hacendado Sebastián Gómez Rabadán la instalación de un
primer molino sobre el caz o madre nueva. Así pues, debió iniciar los trabajos
hacia 1524. (9)
El edificio destinado a sala de molienda era de planta
rectangular, de quince varas de frente por cinco de fondo (12,54 x 4,18 metros).
Acogía dos juegos de piedras de moler (solera y volandera) movidas por sendos rodeznos
de 90 centímetros de diámetro. Contaba, además, con las estancias auxiliares
propias de estos edificios: patio, cuadra para caballerías, almacén de granos y
harinas, cocina y dormitorio del personal. (10)
A nivel popular debieron llamarle “el grande” por el
empaque general del edificio, pues era el que tenía una de las naves de
molienda más pequeñas.
Planta del molino. Imagen tomada de los paneles informativos colocados tras su restauración. |
Los propietarios de molinos solían arrendar las
instalaciones a expertos molineros. Éstos percibían de los campesinos un pago
en especie denominado maquila, consistente en un celemín de grano por cada
fanega a moler, es decir la doceava parte. Con esta forma de cobro evitaban los
efectos de la inflación por los continuos cambios en el precio del trigo. De las
ganancias debían pagar la renta y abonar el diezmo al comendador.
En aquel tiempo el molino realizaba la molienda del
grano, pero la separación de la harina del salvado la realizaban los propios
campesinos mediante cedazos manuales.
En 1576 todavía
tenía la propiedad del molino Gómez Rabadán, quien elevó al alcalde mayor del
partido de Almagro una petición para que castigara a algunos quiñoneros que extraían
agua del caz para regar sus tierras perjudicando el funcionamiento del molino.
(11)
…..vecinos que por
fuerza y contra mi voluntad, y por me haçer más daño, ronpieron mis caçes de
quinçe dias a esta parte y sacaron agua dellos quitandola a mis molinos e me
hiçieron otros muchos daños.
Cuando en 1577 las
autoridades cortaron aquellos desmanes y quedó restablecida la normal
circulación de agua por el caz, se instalaron en un edificio colindante de 32
varas de largo por 32 de ancho (26,75 x 26,75 metros) dos juegos de piedras de
moler aceituna; uno movido por caballería y otro accionado con la fuerza del
agua. La almazara contaba con dos prensas de viga, balsas de decantación y
demás elementos necesarios para obtener el aceite. A mediados del siglo XVIII
todavía seguía funcionando, aportando una renta de 500 reales de vellón.
Partes de un molino de cereales y leguminosas tipo cárcavo. |
Este molino también se conoció a principios del siglo
XVII como “molino de Don Pedro”, en referencia a su segundo propietario: Pedro
Fernández Salinas Ortiz, alcaide del castillo y mayordomo administrador de la
encomienda que entonces poseía como titular Gómez Jimeno Dávila Toledo, marqués
de Velada.
Desde su relevante posición, Pedro Salinas planteó en
1614 una denuncia ante el Consejo de Órdenes para que se castigara a los
molineros de Membrilla que con actitudes insolidarias impedían que llegara agua
a los molinos de las encomiendas calatravas de Manzanares y Daimiel. (12)
Pedro Fernández Salinas era hijo de Juan Bautista de
Salinas y de su primera esposa Mencia Ortiz de Salinas. (13) Estaba casado con su prima hermana, llamada también
Mencia, hija de su tía Catalina, casada con Fabián de Salinas Negrete. Con ella tuvo a otra Mencia que contrajo
matrimonio con un Manuel de Villafañe cuyos descendientes ostentaron el título
de condes de Sevilla la Nueva; entre ellos, Mencia de Villafañe y Vélez de
Mendoza y su heredero Eugenio de Miranda y Villafañe, V conde, que era el
propietario del molino cuando se hizo el catastro de Ensenada.
Por otra parte, María Fernández Salinas Ortiz, hija de Juan de Salinas Negrete y de Magdalena Fernández Salinas, contrajo matrimonio con el capitán de la Armada Juan Chacón-Narváez Alarcón,
natural de Antequera. Por razones del servicio, la familia marchó a Sicilia
estableciendo su residencia en Palermo. Sus hijos José y Bernardo, nacidos en
Manzanares, alcanzaron altos cargos en la milicia y la política. A mediados del
siglo XVIII, uno de los hijos de José, llamado Tomás Chacón de Salinas Ortiz y
Coluccio, pasó de la aristocracia a la nobleza cuando Carlos VII (luego Carlos
III de España), entonces rey de Nápoles, le concedió el título de primer marqués
de Salinas.
Desde su privilegiado estatus, la familia Chacón-Salinas
se consideró con mejor derecho que el Conde de Sevilla la Nueva para disfrutar
de los bienes del mayorazgo que sus antecesores tuvieron en Manzanares y
plantearon un pleito contra Eugenio de Miranda. El conde, ya de avanzada edad y
sin descendencia, aceptó reconocer a los poderosos aspirantes la preeminencia
que exigían, a cambio de que lo dejaran usufructuar el patrimonio hasta el fin
de sus días. (14)
Recuperado el patrimonio de Manzanares en 1765, los
Chacón-Salinas permutaron el usufructo de aquellos mayorazgos y vínculos con
Pedro José Pérez-Valiente, conde de Casa Valiente, a cambio de una importante
suma, mientras alguno de sus descendientes no los reclamase. Tal circunstancia
se dio en 1804 cuando Agatino Chacón-Salinas Castelli, tercer marqués de
Salinas, vino a España y rescindió la permuta, dejando en herencia todos sus
bienes de Manzanares, entre ellos el molino grande, a su hijo Tomás
Chacón-Salinas Publícola, IV marqués de Salinas.
El 7 de diciembre de 1874 falleció Tomás Chacón-Salinas
en Madrid, pasando las propiedades a su hijo varón: Agatino Chacón-Salinas Castelli,
nacido en Palermo, que pasó a residir en la antigua casa palacio de los Salinas
situada en la calle del Carmen. Éste contrajo matrimonio en Ciudad Real con
María de las Mercedes del Forcallo Pintado y tuvo una única hija llamada
Manuela Chacón-Salinas del Forcallo que casó con el capitán de Infantería
Manuel González de Jonte Corradi, quien acabaría gestionando el patrimonio de
su suegro.
En la matrícula para la Contribución Industrial de
1902 aparece uno de los empiedros del molino Grande a nombre de la viuda de D.
Tomás Chacón, la señora Manuela Castelli Valguarnera, baronesa de Ponte, y el
otro a nombre de su hijo Agatino Chacón-Salinas Castelli. (15)
El molino del marqués de Salinas estaba arrendado
desde 1890 a José López-Villalta García de la Calera, natural de Membrilla. El
negocio lo siguieron sus hijos Alfonso y Manuel López-Villalta Bellón, maestros
molineros que gestionaban varios molinos de la comarca. Los arrendatarios, con
la promesa de futura venta, realizaron notables mejoras al terminar la guerra
civil. En 1942 instalaron un molino moderno, movido mediante energía eléctrica
a fin de garantizar la continuidad del trabajo cuando el caz no aportaba caudal
suficiente.
En 1948 Manuel González de Jonte acabó vendiendo el
antiguo ingenio molinar de su suegro a Alfonso López-Villalta Bellón. En 1952
el nuevo propietario transformó uno de los molinos de cárcavo en otro de
regolfo, ya que estos precisaban menor caudal para funcionar. El último
propietario fue Alfonso López-Villalta Condés, hijo de Alfonso, quien lo
mantuvo en explotación hasta 1975. (16)
En 1977, el pintor y escultor infanteño Juan Antonio
Giraldo Fernández de Sevilla adquirió el edificio con idea de darle algún uso
de tipo cultural; una especie de centro de reunión de artistas y poetas de la
zona. Lamentablemente aquella idea no cristalizó y el edificio fue
deteriorándose durante décadas, sufriendo además algún expolio.
Finalmente, en septiembre de 2011 el señor Giraldo
donó al ayuntamiento de Manzanares el arruinado molino. Durante la alcaldía de
Antonio López de la Manzanara y bajo el apasionado impulso del concejal de
Cultura, Manuel Martín-Gaitero López de la Manzanara, se efectuaron importantes
obras de restauración que permitieron reinaugurarlo como museo en junio de
2018.
MOLINO CHICO
Tuvo que ser el segundo que se construyó, pues en las
relaciones de Felipe II redactadas en 1575 ya se habla de varios molinos y
durante un tiempo no debió haber más de dos o no tendría sentido hablar de
grande y chico.
Estaba situado en el margen derecho del caz, a dos
kilómetros de la villa, concretamente en el punto 39º 00´00,6´´ de latitud
Norte, 3º 23´36,5 de longitud Oeste.
La primera noticia documental que nos ha llegado la
ofrece el catastro de Ensenada.
La sala de molienda tenía un frente de veintisiete
varas y 5 de fondo (22,6 x 4,18 metros). Contaba con los edificios auxiliares
comunes: cuadra, cocina y almacenes. Curiosamente, aunque se llame “chico” la
sala de molienda era de mayores dimensiones que la del “grande”, si bien su
utilidad estaba tasada solo en 720 reales de vellón anuales. (13)
Restos del llamado molino Chico. Foto Teodoro Sánchez-Migallón |
Informa el catastro que su propietario en aquel año
era Alfonso de Villarreal, vecino de Membrilla. Esta familia estuvo muy
vinculada a Manzanares desde mediados del siglo XVII. Un Nicolás de Villarreal,
militar natural de Mondéjar (Guadalajara), aparece como administrador de la encomienda
en 1648, siendo titular de la misma Antonio Sancho Dávila y Toledo, marqués de
Velada y San Román.
Su hijo, Alonso de Villarreal Olivera, ocupaba el
mismo cargo en 1679, siendo comendador Melchor de Guzmán Ossorio Dávila,
marqués de Velada y Astorga. (14)
El 28 de mayo de 1665, Alonso se casó en segundas
nupcias con Micaela Camacho-Manzanares López-Rayado, natural de Membrilla,
localidad donde se asentaron sus descendientes. (15)
El Alonso de Villarreal que aparece en el catastro de
1752 debió heredar el molino de su abuelo o bisabuelo.
A mediados del siglo XIX el molino pasó a manos de Vicente
Enríquez de Salamanca Giménez, abogado y terrateniente natural de Ciudad Real,
que residía en Manzanares tras su matrimonio con Antonia Sánchez-Blanco
Jiménez-Frutoso. Había intervenido en política, resultando elegido como
diputado por el distrito de Manzanares en las elecciones del 10 de mayo de
1851. Su hija, María del Rosario, contrajo matrimonio con Juan Antonio de
Quiroga Capopardo, hermano de Sor Patrocinio, la famosa monja de las llagas
confidente de la reina. Isabel II nombró
a Vicente senador vitalicio del reino, concediéndole el título de Caballero
Gran Cruz de Isabel la Católica. Como aquellas distinciones parecieran pocas,
el 15 de junio de 1868 pasó a ser miembro de la nobleza al recibir el título de
marqués de la Concepción. (16)
Ya entrado el siglo XX, el notario Francisco Mansilla
Mansilla lo compró a los herederos del marqués de la Concepción para dedicarlo
a finca de recreo.
En la actualidad apenas quedan restos reconocibles.
MOLINO DE DON BLAS 1752
Se construyó a la derecha del caz, a 3.700 metros de
Manzanares, en el punto situado a 39º 00´ 26,6´´ de latitud Norte y 3º
24´40,4´´ de longitud Oeste.
La sala de molienda tenía unas dimensiones de
veintiocho varas de frente por cinco de fondo (23,4 x 4,18 metros). Contaba con
todas las edificaciones auxiliares: trojes para el grano, cuadra y cocina. Disponía
de dos grupos de piedras moledoras. El catastro
establecía su utilidad anual en 720 reales de vellón. (17)
Fue siempre de la familia hidalga de los Quesada. (18) La primera noticia documentada procede también del catastro de Ensenada. En aquel año 1752 compartían la propiedad los primos Blas de Quesada Morales (con un tercio de la industria) y Francisco de Quesada Treviño (con dos tercios). (19)
Fue siempre de la familia hidalga de los Quesada. (18) La primera noticia documentada procede también del catastro de Ensenada. En aquel año 1752 compartían la propiedad los primos Blas de Quesada Morales (con un tercio de la industria) y Francisco de Quesada Treviño (con dos tercios). (19)
Otro molino harinero llamado “Don Blas” que muele con
dichas aguas y dos piedras, propio de D. Blas de Quesada, y su producto con el
beneficio y riego del caz es de 40 fanegas de trigo.
A finales del siglo XIX dos tercios del molino de Don
Blas estaban en poder de Ramón Pérez-Cabello, quien era también propietario del
molino de Rezuelo y copropietario del molino de Santa Ana, ambos en término de
Membrilla. El otro tercio pertenecía al rico hacendado Martín de Quesada Arce,
dueño del molino Blanquillo, igualmente en término de Membrilla.
Restos del molino de Don Blas. Foto Teodoro Sánchez-Migallón |
Tras un complejo proceso de herencias, condicionado
por la ausencia de hijos varones, los partes pasaron finalmente a Ana
Amusátegui Pérez-Cabello, natural de Llerena (Badajoz) y residente en la villa
de Mascaraque (Toledo) y a Concepción Pérez-Cabello Heredia, hija de Ramón
Pérez-Cabellos Morales y de María del Carmen Heredia Valdelomar, todos
naturales de la Solana.
El 17 de octubre de 1908 Ana y Concepción vendieron el
molino a Manuel Juan López, industrial natural de Enguera (Valencia), quien lo
adquirió para anular posibles competencias con su fábrica de harinas. (20)
MOLINO
CARNICERO
Situado
a casi una legua de la villa, concretamente a 4,5 kilómetros. Sus restos han
desaparecido completamente de modo que no se ha podido establecer su posición
con absoluta certeza.
En
principio tuvo dos juegos de piedras moledoras, pero a mediados del siglo XVIII
solo contaba con uno.
La
sala de molienda tenía veinte varas de frente y 4 de fondo (16,72 x 3,35 metros).
El catastro establecía su utilidad anual en 360 reales de vellón. (21)
Formaba
parte de un vínculo eclesiástico fundado por Francisco Martín Carnicero. (22) Había
pasado de estar en manos del clérigo de grados Alfonso Canuto Nieva a Sor Francisca de la Encarnación y Sor María
Luisa de San Ildefonso, monjas franciscanas del convento de clausura.
Cuando
se redactó el catastro de Ensenada estaba arrendado a Isidoro Hervás por la
mitad de las maquilas obtenidas. Debió desaparecer al poco tiempo por falta de
rentabilidad.
El agua procedente del
socaz del molino Carnicero retornaba finalmente al cauce del río Azuer, pero, a
principios del siglo XVIII, don Iñigo de la Cruz Manrique de Lara y Ramírez de
Arellano, XI conde de Aguilar, titular de la encomienda de Manzanares, mandó
construir una acequia hasta sus heredades particulares de la Casa del Conde.
Con esta obra seguían aprovechando las aguas que circulaban por el caz,
incrementando el área de regadío.
NOTAS
1.- MORENO DÍAZ DEL CAMPO,
Francisco Javier. ¿Agua para regar o agua para moler? La explotación del río
Azuer durante la encomienda del II marqués de Velada en Manzanares (Ciudad Real)
(1596-1616.)
Universidad de Jaén / Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente
(CSIC).
2.- El plano realizado en
1616 por Stephano Perola fue localizado en la sección de Órdenes Militares del
Archivo Histórico Nacional y publicado por Juan de Ávila Gijón y Juan Ramón
Romero.
3.- Mapa realizado en
1887 por el Cuerpo de Topógrafos del Estado Mayor para el Instituto Geográfico
y Estadístico bajo la dirección del Mariscal de Campo don Carlos Ibáñez e
Ibáñez de Ibero.
4.- Como el término
“viejo” es siempre relativo, podemos pensar que ese “madregón” formase en
tiempos remotos parte del cauce natural, es decir una madre mucho más vieja que
la considerada como tal. Esto implicaría que la mano del hombre actuó sobre el
cauce desde el puente de la Reina antes del siglo XVI. Sin embargo, la
existencia de los meandros dibujados por Perola en la zona que hoy sería el
cruce de la “madre vieja” con la Avenida de Castilla la Mancha y carretera
CM-9313, pone en entredicho esa hipótesis.
5.-
En la sesión ordinaria celebrada por la corporación municipal el 5 de noviembre
de 1932 se autorizaba a la Comisión de Fomento a realizar las gestiones
necesarias para la apertura del malecón del río en evitación de inundaciones.
Los cambios políticos que sobrevinieron tras la caída de la coalición
republicano-socialista retrasaron las obras varios años.
En
la sesión celebrada el 13 de febrero de 1935, el concejal Francisco Lozano
Muñoz consideraba de gran interés el encauzamiento y sangrado del río Azuer
en la parte del puente de la Reina para el desagüe al malecón. Aunque no he
logrado encontrar referencias concretas sobre la ejecución de las obras, parece
que se llevaron a cabo una vez terminada la campaña de siega de ese mismo año.
Teniendo en cuenta que la cota del puente de la Reina es de 659 msnm, la del calicanto 655 y la del puente de los Pobres 653, al unir el cauce con el malecón el agua tendería a fluir hacia el punto más bajo dejando sin fuerza el tramo que alimentaba el caz. Nadie recuerda que en el punto de sangrado existiera compuerta de regulación como cabría esperar, por lo que supongo que se mantendría el cauce nuevo algo elevado para que solo en caso de superar el agua cierto nivel en el río pudiera discurrir por el malecón.
6.- Las distancias están
sacadas del programa Iberpix 2019 del Instituto Geográfico Nacional. Las cotas
están medidas con altímetro controlado por GPS en los fondos del cauce.
7.- Relaciones
topográficas de los pueblos de España, hechas de orden de Felipe II. 1575
8.- Catastro de Ensenada,
año 1752. Respuestas de la villa de Manzanares al cuestionario general.
Contestación número 17.
9.- CORCHADO SORIANO,
Manuel. El Campo de Calatrava. Los Pueblos. IEM. Diputación Provincial de
Ciudad Real 1982. Página 304. Citando a Osteret. Índice L-3º, parte 1ª, folio
641.
Este Sebastián no puede
ser el filantrópico personaje que residió en la casa situada en la esquina de
las calles Virgen de la Soledad y Cruces. Sobre el dintel de la puerta una
talla sobre piedra recordaba su nombre y el año 1560. Si la fecha corresponde a
la defunción no sería la misma persona que seguía pleiteando en defensa de sus
intereses en 1576. Lamentablemente no es posible comprobarlo ya que los libros
de registro de difuntos del Archivo Parroquial comienzan en 1646.
10.- Catastro de
Ensenada. Caja 707, folio 793. Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real
11.- MORENO DÍAZ DEL
CAMPO, Francisco Javier. ¿Agua para regar o agua para moler? La explotación
del río Azuer durante la encomienda del II marqués de Velada en Manzanares
(Ciudad Real) (1596-1616.) Universidad de Jaén / Seminario Permanente Agua,
Territorio y Medio Ambiente (CSIC).
12.- DÍAZ-PINTADO PARDILLA, Juan. Ordenación del
aprovechamiento del río Azuer. Manzanares, 1614-1617. Revista de Ferias y
Fiestas, año 2008.
13.- Juan Bautista ejerció como regidor
perpetuo del concejo por el estado hidalgo e intervino en la elaboración de las
Relaciones de Felipe II. En 1592 fue nombrado administrador de la Encomienda y
alcaide del castillo, siendo comendador don Diego Fernández de Córdoba y
continuó en el cargo con su sucesor Gómez Dávila y Toledo hasta que lo
sustituyó su hijo Pedro.
BERMÚDEZ GARCÍA_MORENO,
Antonio. La estirpe de los Salinas (1). https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=1204784350791928747#editor/target=post;postID=5963266416840793741;onPublishedMenu=postsstats;onClosedMenu=postsstats;postNum=19;src=link
14.- GARCÍA-NOBLEJAS,
José Antonio. Manzanares. Guerra de la Independencia. Páginas 280-281.
Instituto de Estudios manchegos. 1982.
15.- Carpeta de Matrícula
y Contribución Industrial. Archivo Municipal de Manzanares.
El hecho de que el tercer
y quinto marqués de Salinas tuvieran el mismo nombre y apellidos puede inducir
a error. El primer Agatino Chacón-Salinas Castelli era hijo de Tomás
Chacón-Salinas Coluccio y de Rosa Castelli Álvarez de Valdés. El segundo era
hijo de Tomás Chacón-Salinas Publícola y de Manuela Castelli Valguarnera.
16.- Entrevista realizada
a Alfonso López-Villalta Condés en enero de 2020.
17.- Catastro de
Ensenada. Volumen 707, folio 537. Archivo Histórico
Provincial de Ciudad Real.
18.- Relación de papeles y documentos que se hallan en el archivo de la encomienda de Manzanares correspondientes a los diezmos y jurisdicción del término llamado de Aberturas. Caja de documentos históricos. Archivo Municipal de Manzanares.
18.- Relación de papeles y documentos que se hallan en el archivo de la encomienda de Manzanares correspondientes a los diezmos y jurisdicción del término llamado de Aberturas. Caja de documentos históricos. Archivo Municipal de Manzanares.
19.- Archivo Parroquial
de Nuestra Señora de la Asunción de Manzanares. Libro registro de matrimonios
número 3, folio 85v.
20.- BERMÚDEZ
GARCÍA-MORENO, Antonio. Una boda de postín.
https://publicacionesantoniobermudez.blogspot.com/2014/05/una-boda-de-postin.html
https://publicacionesantoniobermudez.blogspot.com/2014/05/una-boda-de-postin.html
21.- Memoriales de legos
del catastro de Ensenada. Volumen 538, folio 35. Archivo Histórico Provincial
de Ciudad Real.
22.- Los Quesada llegaron
a Manzanares a finales del siglo XV. Su primer representante fue Bernardo de
Quesada, hombre de armas que venía acompañando al nuevo comendador, frey don
Alonso Dávila, cuando éste tomo posesión de la encomienda y del castillo el año
1484.
23.- Catastro de
Ensenada, respuestas al cuestionario general. 1752.
24.- Protocolo notarial de don José de Equizabal
Martínez de León. Nota 235 del año 1908. Carpeta 317812. Archivo Histórico
Provincial de Ciudad Real.
25.- Catastro de Ensenada, declaraciones
particulares. Volumen 542, folio 388. Archivo Histórico Provincial de Ciudad
Real.
26.- El vínculo eclesiástico era una especie de
contrato mediante el cual un particular donaba bienes inmuebles, tierras o
industrias a una congregación o miembro del clero a condición de cumplir una
serie de requisitos como dedicar su producto a obras pías o decir misas por su
alma una vez fallecido. Estos bienes no podían ser enajenados, pagaban
impuestos y, en consecuencia, no podían ser desamortizados.
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