La Ilustración,
movimiento intelectual nacido a mediados del siglo XVIII, intentó combatir las
tinieblas de la ignorancia o la superstición en todos los ámbitos de la
existencia, buscando el origen y causa de las cosas mediante las luces del conocimiento
y la razón.
La inquietud de
los pensadores llegó también a la medicina. Así surgió la idea de analizar, en
cada pueblo o ciudad, la influencia que los factores ambientales y
socioeconómicos tenían sobre la salud pública del vecindario, con el propósito de
elaborar un estudio general de todo el país.
Una de las
entidades comprometidas en esta causa fue la Real Academia de Medicina de
Barcelona, dedicada a estimular mediante concursos anuales la realización de los
llamados Estudios Topográfico- Médicos.
Tales
investigaciones se llevaron a cabo durante todo el siglo XIX, prolongándose
hasta mediados del siglo XX, aportando una valiosa información sobre la
relación del clima, alimentación, educación, trabajo, vivienda, servicios de
abastecimiento de agua, etc. en la aparición de enfermedades y calidad de vida
de las gentes.
Muchos pueblos se
sumaron a dicha iniciativa cuando hubo algún médico inquieto, seguidor de
aquella corriente innovadora.
La Topografía
Médica de Manzanares constituye un documento de gran interés para la
historiografía local, ya que aporta una visión amplia y autorizada de la
situación social de nuestro pueblo a finales del siglo XIX. Su autor fue don
Agustín Quevedo Rodríguez-Manzanares, joven doctor nacido el 23 de enero de
1859. Era hijo de Vicente Quevedo de Torres, natural de Membrilla, y Josefa
Rodríguez-Manzanares Naranjo, de Manzanares. (1)
Se licenció en
Medicina y terminó el doctorado en la Universidad Central de Madrid en 1881. Pertenecía
a una familia burguesa y su hermana Matilde estaba casada con el senador don Antonio
García-Noblejas Díaz-Pinés.
Durante algunos
años ejerció en su pueblo natal de forma particular, hasta que el 26 de marzo
de 1890 consiguió su nombramiento como médico titular del Servicio de
Beneficencia en sustitución del doctor D. Antonio Sánchez-Blanco
González-Calero, puesto en el que apenas duró año y medio. (2)
Fino observador
de la realidad social del pueblo y conocedor de las patologías que sufrían sus
pacientes, presentó en 1885 su Estudio Topográfico-Medico de Manzanares ante la
Real Academia de Medicina. Se trata de una obra manuscrita de 52 páginas, que
recibió una Mención de Honor en el concurso del año.
El 16 de abril
de 1886 contrajo matrimonio en Manzanares con la señorita Evesilda Sánchez
Ramos, natural de Estepona, con la que tuvo un único hijo llamado Antonio. (3)
Falleció el 17 de septiembre de 1891, con solo 32 años de edad, a causa de una insuficiencia cardiaca.
La buena caligrafía del manuscrito, cosa no muy frecuente entre facultativos, permite una lectura fácil del documento, resultando innecesaria su trascripción. (4)
La buena caligrafía del manuscrito, cosa no muy frecuente entre facultativos, permite una lectura fácil del documento, resultando innecesaria su trascripción. (4)
NOTAS
1.- Archivo
Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Libro de Bautismos número 26,
folios 26 vuelto y 27.
2.- Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real del
23/IV/1890.
3.- Antonio
Quevedo Sánchez emigró a Cuba, donde ejerció como crítico musical en los más
prestigiosos periódicos de La Habana.
4.- El documento
original se conserva en el archivo de la Real Academia de Medicina de
Barcelona. En sus páginas aparecen dos referencias equívocas sobre la historia
local que es necesario matizar. En la página 3 afirma que fue el propio
Raimundo de Fitero quien encargó a los caballeros Sagasti la fundación de
nuestro pueblo. Hoy sabemos que el lugar y castillo de Manzanares se crearon
después de la batalla de Las Navas, tras el acuerdo firmado en 1239 por las
Órdenes Militares de Calatrava y Santiago para repartirse el territorio. La
edificación de la casa fuerte de Manzanares tuvo que ocurrir necesariamente en
la segunda mitad del siglo XIII, cuando el abad Raimundo, fallecido en 1.163, llevaba
más de ochenta años muerto. De ninguna manera pudo dar tales órdenes.
Por otra parte,
en la página 11 afirma que el templo parroquial actual se construyó en 1590. Tampoco acierta en
este punto. Como han demostrado los historiadores, la iglesia nueva comenzó su
construcción hacia 1490 prolongándose durante treinta años hasta su
inauguración en 1520.
5.- En la página 12 hace referencia a las dos fábricas de harinas movidas a vapor existentes en la localidad. Una de ellas tenía su entrada en la calle de la Fábrica, actual Amapola. El complejo industrial incluía almazara, bodega y destilería de aguardiente Ocupaba la manzana formada por las calles Amapola, Fachada del Río (actual Cristóbal Colón), Álamo (último tramo de la actual Virgen de la Soledad) y Rayo (actual Veracuz). Era propiedad de Antonio González-Elipe y González-Elipe.
La otra, llamada "La Ceres", estaba ubicada en el recinto del antiguo convento de Carmelitas, según indica José López de Pablo Camuñas en su Calendario Vinícola y Filoxérico para 1883.
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