ARTÍCULOS HISTÓRICOS

15 de diciembre de 2017

D. MANUEL DÍAZ-PINÉS RUBIO-MANZANARES



Un guardia civil al servicio de España y de sus gobiernos


Manuel fue uno de los nueve hijos del matrimonio formado por José Díaz-Pinés Fernández-Vázquez, de oficio labrador, y de Francisca Rubio-Manzanares García de Mora. Nació a las 22,30 horas del 16 de octubre de 1854 en la casa familiar ubicada en la calle Empedrada de Manzanares.  Fue bautizado dos días más tarde en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, dándole el mismo nombre que su abuelo paterno.(1)
No tenemos ningún dato de su infancia y adolescencia, pero es de suponer que, como era habitual en hijos de pequeños propietarios, recibiera una enseñanza primaria básica, aunque tuviera que ayudar en la explotación agrícola del patrimonio familiar.
Deseoso de abandonar el terruño y ampliar sus horizontes, en junio de 1874, con 19 años de edad,  se incorporaba a filas como soldado voluntario en el primer batallón del Regimiento de Infantería de Burgos nº 36.
Cinco meses más tarde solicitaba su ingreso en la Academia de Cadetes de Infantería, el cual le fue concedido de inmediato ya que sabía leer y escribir con soltura, cosa poco frecuente en la época. Eran tiempos de guerra civil  y las fuerzas armadas necesitaban oficiales con urgencia; ello explica que en solo dos meses de formación acelerada obtuviera su diploma de alférez, pasando, en enero de 1875, al Batallón de Reserva nº 25 acantonado en Valencia.
Nada más llegar a su destino recibió el bautismo de fuego en distintas operaciones mantenidas en Chelva contra varias partidas enemigas, destacando por su valentía en los sangrientos combates que tuvieron lugar en la mencionada localidad entre el 10 y el 25 de junio. Posteriormente su unidad marchaba a Lérida, donde intervino también en los duros enfrentamientos  librados  para  desalojar  a  los carlistas de la Seo de Urgel. (2)
En diciembre de 1876, encontrándose en la localidad de Borjas Blancas, recibió su ascenso a teniente por méritos de guerra, en recompensa por su destacada actuación y arrojo en las operaciones militares donde intervino.
Terminada la contienda entre liberales y carlistas, en septiembre de 1877 solicitaba su ingreso en la Guardia Civil. Ello suponía perder un grado en la escala de mando; así pues, se le concedió el pase a la Benemérita  con el empleo de alférez y pidió su pase a los Tercios que servían en Cuba, donde la guerra contra los insurrectos duraba ya nueve años. Con ello recuperó el empleo de teniente, un ascenso provisional que correspondía a los oficiales que servían en la colonia. (3)
El 10 de noviembre del citado año partía de Cádiz hacia La Habana en el vapor correo “España”. Una vez en la isla caribeña se le destinó a la Comandancia de Cienfuegos, pasando a encargarse de la vigilancia del puesto de Soledad.
Por sus distinguidos servicios en la pacificación del territorio, como Jefe de la Línea de Cartagena (provincia de Matanzas), en septiembre de 1880 se le reconocía el grado efectivo de teniente de la escala general del Cuerpo de Guardia Civil  y el grado de capitán por méritos de guerra en el escalafón general del ejército. Acababa de cumplir 26 años.
En marzo de 1881 se incorporó al Centro de Instrucción de Caballería de Calabazar, situado a pocos kilómetros de La Habana y poco después pasó como ayudante a la Comandancia de la capital.
Aquel bizarro teniente que había conseguido librarse de las balas en los numerosos combates donde participó, no pudo zafarse de las flechas que lanzó Cupido. Durante su estancia en Cuba se enamoró de María de las Mercedes Basset Guim, joven natural de Guanabacoa, hija de farmacéutico, con quien contrajo matrimonio el 14 de noviembre de 1882. El contaba  28 años de edad, ella sólo 17.
 
Vestuario y armamento de un oficial de la Guardia Civil en Cuba
En los años siguientes sobrevinieron diferentes destinos. A sucesivos requerimientos del mando actuó como Jefe de Línea de Madera, Jefe de la Línea de San Antonio de los Baños y Jefe accidental del Centro de Instrucción de Caballería de Calabazar.
Por disposiciones de la superioridad, en febrero de 1885 causaba baja en la Comandancia de la Habana para  regresar a la metrópoli. El 25 de abril embarcó junto con su familia para regresar a España. Tras desembarcar en Cádiz regresó a Manzanares en espera de su nuevo destino en la península. En el pueblo tuvo la desgracia de perder a su hija Francisca, a consecuencia de una grave infección gastrointestinal. La pequeña de cinco meses falleció el 6 de agosto en la casa familiar que mantenían en calle Trompas 14. (4)
Apenas digerido el dolor de aquella desgracia, a principios de diciembre de 1895 era destinado a la 8ª Compañía de la Comandancia de Castellón, haciéndose cargo de la Línea de Segorge, y en noviembre de 1886 era trasladado a Vizcaya como responsable de la Línea de Zornoza.
A mediados de 1887 fue enviado de nuevo a Cuba. A su llegada se incorporó a la Comandancia de Santa Clara, asignándole el mando de la Línea de Manicaragua y posteriormente la de San Gil. Al año siguiente pasaba a la Comandancia de la Habana como jefe de la línea de Guanabacoa. En esos momentos no había guerra abierta en la isla, pero los independentistas seguían conspirando y acumulando armamento para iniciar su ansiada revolución. En aquel periodo de paz relativa nació en la Habana su hijo Víctor Manuel.
En julio de 1888 Díaz-Pinés era ascendido a capitán del Cuerpo. El ascenso implicaba un nuevo traslado. Esta vez a la Comandancia de Cienfuegos donde se hizo cargo del mando del escuadrón de caballería de Santa Isabel de las Lajas.
Tratando de permanecer lo más cerca posible de su esposa, enferma de varicela, consiguió el traslado a la Comandancia de la Habana, ejerciendo el mando del escuadrón de Calabazar. Esta situación no duró mucho tiempo. Las necesidades del servicio le llevaron a la Comandancia de Colón donde asumió el mando del escuadrón de caballería durante ocho meses. Posteriormente actuó como Jefe de Detall y Jefe accidental de dicha Comandancia por ausencia del titular. (5)


Por disposición del mando, en agosto de 1894 era enviado de nuevo a la península. Tras desembarcar en Santander vuelve a Manzanares en espera de que le asignen nuevo destino. Entretanto, la situación en Cuba se estaba agravando peligrosamente y la sombra de otro levantamiento sobrevolaba el territorio. Dadas las circunstancias, el capitán Díaz-Pinés fue reclamado en la isla. Tras cruzar el océano, el 13 de diciembre se hacía cargo de la segunda compañía de la Comandancia de Vuelta Abajo (Pinar del Río), acantonada en la localidad de San Cristóbal.
El 24 de febrero de 1895, tras el Grito de Baire, se produce la sublevación generalizada de los isleños que desencadena la guerra. El cambio de escenario lleva a Pinés al mando del escuadrón de caballería de Guanajay.
Bajo las órdenes del primer jefe de la Comandancia, teniente coronel D. Rafael Rivera Ortiz, a mediados de octubre de 1895 se desplegó una amplia operación de castigo por las zonas de Mariel-Guanajay  en persecución de las partidas insurgentes de Pedro Delgado Carcache y Néstor Liemus. Localizados el 4 de noviembre, se produjo un duro combate en el punto conocido como “La Loma del Rubí Viejo” (término de Cayajabos). Al frente de su columna, desplegando extraordinario valor, el capitán Díaz-Pinés asaltó el campamento insurgente forzando la huida de los rebeldes a los que se  tomó armas, municiones y otros pertrechos de guerra. Por esta acción se le concedería la  medalla de primera clase al Mérito Militar con distintivo rojo. (6)
 
Varios objetos de campaña de uso personal de D. Manuel
Entre 1896 a 1898 no cesarán los combates y escaramuzas en la provincia de Pinar del Río, animados los insurgentes de la zona por la presencia de Antonio Maceo, uno de los dirigentes más activos de la revolución. Díaz-Pinés seguirá destacando por su iniciativa y comportamiento ejemplar en distintos enfrentamientos, siendo distinguido con la concesión de varias Cruces al Mérito Militar.
Una de ellas, por su actuación en el combate sostenido en el ingenio Laborí el 11 de febrero; otra por su arriesgada intervención en el enfrentamiento de Catalina de Banes el 25 de junio, y una más por las penalidades que sufrió en la vigilancia de la trocha Mariel-Majana para evitar el paso de mambises de un lado a otro de la línea. Esta misión, en plena manigua, era especialmente difícil. A las lluvias torrenciales y la cerrada vegetación que dificultaba los desplazamientos, se unían la acción de alimañas e insectos, causantes de numerosas enfermedades que diezmaban las tropas españolas.
En 1897 continuó formando parte de columnas mixtas de militares y guardias civiles, siempre en persecución de los insurrectos. El 21 de enero los encuentran parapetados en el lugar conocido por “El Brujo”. Tras dos horas de fuego, las fuerzas bajo el mando del capitán Díaz-Pinés consiguieron desalojarlos y ponerlos en fuga. Los días 22 y 23 de mayo participa también en los fuegos mantenidos con el enemigo en Cuyaguatejé, en la zona más occidental de la isla. Por su destacada actuación y méritos contraídos en todas estas acciones de guerra es ascendido a comandante y destinado a la Comandancia de la Habana como segundo jefe.

Cruz de Primera Clase al Mérito Militar
La intervención de las tropas norteamericanas a favor de los independentistas cubanos resultó decisiva para determinar el resultado de la guerra. Con la destrucción de la flota del almirante Cervera en la batalla naval de Santiago de Cuba, ocurrida el 3 de julio de 1898, España sufrió el oprobio de la derrota perdiendo todas sus colonias.
Vencidos y desmoralizados, los restos del ejército español fueron repatriados. Junto a sus guardias y familias, el 27 de noviembre Manuel embarcó en el vapor “Montevideo”, fondeando en Málaga el 12 de diciembre. (7)
 
Vapor "Montevideo" donde fueron repatriadas varias unidades militares entre las que se encontraban los guardias civiles de la Comandancia de la Habana

Agregado provisionalmente a la Comandancia de Ciudad Real, los primeros días de 1899 los pasó en Madrid entregando la documentación e informando sobre las incidencias relativas a la liquidación de la Comandancia de la Habana, de la que fue Jefe accidental en sus últimos días por ausencia del titular.
Por estas fechas se le concede la medalla de la Campaña de Cuba con dos pasadores por haber estado en el escenario de la guerra más de tres años.

Medallas de las campañas de Cuba

En octubre de 1899 es asignado como segundo jefe a la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, perteneciente al 18º Tercio, donde permanecería siete años. En la “Tacita de plata” recibe la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo por haber cumplido veinticinco años de servicio ejemplar sin ningún arresto ni amonestación. (8) Su vida tiene entonces un poco de estabilidad geográfica, aunque sigue su lucha contra el contrabando, habitual en aquella provincia, tratando de mantener el orden ante la explosiva situación social existente a causa de las malas condiciones de vida y la explotación que sufrían los campesinos por parte de cortijeros y terratenientes.

Antigua Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz
Afectado por una seria enfermedad reumática causó baja en el servicio en agosto de 1900 y se le concedieron dos meses de licencia para atender a su recuperación, tiempo que pasó en su retiro de Manzanares.
Recuperado de sus dolencias, la pareja se planteó tener otro hijo. El 12 de noviembre de 1901 su esposa daba a luz en Cádiz a una niña a la que pondrían por nombre Concepción. (9)
Como jefe accidental de la Comandancia en aquel momento, hubo de intervenir en un desagradable incidente que afectó negativamente a la imagen de la Guardia Civil. El 18 de septiembre de 1902 un guardia del puesto de Sanlúcar de Barrameda asesinó al teniente Francisco Jiménez Topete después de que éste reprendiera duramente a su subordinado. Poco después el agresor se suicidaba disparándose en la cabeza con su pistola reglamentaria. Estos hechos luctuosos venían a sumarse a otros episodios sangrientos ocurridos con anterioridad en otros lugares, como Málaga y Zaragoza, y la prensa liberal aprovechó este nuevo caso para realizar fuertes críticas al instituto armado y al uso represivo que de él hacía el Gobierno.
El 23 de diciembre de 1903 se concedió a Díaz-Pinés el ascenso a teniente coronel, grado que le correspondía por antigüedad, haciéndose cargo de forma oficial de la jefatura de la Comandancia de Cádiz hasta febrero de 1907. (10) Estando en Cádiz cumplió los treinta años de servicio intachable, constancia y lealtad que fueron premiadas con la Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.


Medalla y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo

A pesar de su alejamiento físico de Manzanares, don Manuel siguió vinculado al pueblo y mantuvo bodega abierta a su nombre, como aparece en el Anuario del Comercio de 1908.
Sus dolencias reumáticas le mantuvieron casi un año incapacitado para el servicio. A los pocos meses de reincorporarse a su puesto recibió orden de traslado para hacerse cargo de la Comandancia de Gerona. (11) En tierras catalanas permaneció hasta enero de 1911, fecha en que fue promovido al grado de coronel por antigüedad. El ascenso conllevó otro cambio de destino y nuevas responsabilidades como subinspector del 16º Tercio de la Guardia Civil que incluía las Comandancias de Málaga y Almería. (12) Una vez más la familia cambió de residencia, fijando su domicilio en Málaga.

D. Manuel Díaz-Pinés Rubio-Manzanares
Entre 1912 y 1915 se llevaron a cabo bajo sus directrices importantes actuaciones para mantener la seguridad y el orden público en varias provincias andaluzas. El propio ministro de la Gobernación, el conservador José Sánchez Guerra, manifestaba personalmente al coronel Díaz-Pinés su gratitud por los méritos y relevantes servicios prestados durante los meses de junio, julio y agosto en las provincias andaluzas por su comportamiento y plausible celo al cumplir la misión de vigilancia y defensa que se le encomendó.(13)
Por fin, el 28 de octubre de 1916 se concedía a don Manuel el retiro. A sus 62 años decidió permanecer en Málaga. El clima templado era más beneficioso para su salud que los fríos inviernos de Manzanares. En noviembre de 1918, estando ya en la reserva, era ascendido al empleo de general de Brigada. (14)
Tras unos años de venturosa jubilación sobrevino la dolorosa pérdida de su esposa. Ocurrió de forma repentina durante un viaje en Granada el 27 de septiembre de 1925. D. Manuel siguió residiendo en Málaga, siempre acompañado de su hija Concepción.
Todavía le quedó a don Manuel tiempo suficiente para ver como España se deslizaba hacia el enfrentamiento fratricida, consciente de las terribles consecuencias de las guerras. Tras una vida dedicada al mantenimiento del orden público, debió asistir con gran impotencia e indignación a la oleada de desmanes y violencia revolucionaria que siguió al fracaso inicial del levantamiento militar de 1936 en la provincia. No conocemos sus afinidades políticas, si es que las tuvo, pero su avanzada edad le mantuvo forzosamente al margen de los acontecimientos y posiblemente le libró también de acosos o represalias.
El general falleció el 4 de septiembre de 1937, a los 83 años, cinco meses después de la toma de Málaga por las tropas comandadas por el general Queipo de Llano. (15)
D. Manuel fue hijo de su tiempo, un guardia civil disciplinado que cumplió las leyes vigentes y las órdenes de sus superiores. Si unas u otras fueron injustas o desacertadas no estuvo en su mano cuestionarlas, sino cumplirlas con la mayor eficacia posible. Y en ello puso todo su empeño, arriesgando incluso la vida cuando así lo exigieron las circunstancias. Vaya desde aquí nuestro recuerdo y admiración para aquel valiente manzanareño.
   
NOTAS
1.- Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Manzanares. Libro de Bautismos nº 43 página 241.
Los hermanos de Manuel fueron: Antonio, Francisco, Alfonso, María Teresa, Ángela, Antonia, Josefa y María.
Posteriormente la familia cambió su domicilio a la calle Trompas nº 10.
2.- Hoja de Servicios de Manuel Díaz-Pinés Rubio. Dirección General de la Guardia Civil. Archivo General Militar de Segovia. Legajo D-691
3.- Para cualquier oficial hay que distinguir entre el grado militar general dentro del ejército, el grado dentro de la Guardia Civil, que es uno inferior, y el de los Tercios destinados en Cuba que, provisionalmente, ostentaban uno más que el que les correspondería en la península.
4.- Libro de Defunciones nº 10. Folio 36. Registro Civil de Manzanares.
5.- Las fuerzas de la Guardia Civil en Cuba constaban de tres tercios, el 17,18 y 19.
El 1º cubría las comandancias de LA HABANA, COLON y VUELTA ABAJO
EL 2º las de SANTA CLARA, REMEDIOS, SAGUA,  CIENFUEGOS Y SANCTI-SPIRITUS
El 3º las de PUERTO PRICIPE, SANTIAGO DE CUBA Y HOLGUIN
El cuadro de jefes y oficiales, se componía de: Clases 130, guardias de infantería 3270 y  1130 de caballería.
6.- Periódico “El Correo Militar” del 13 de octubre 1896
7.- Periódico “El Imparcial” del 13 de diciembre 1898
8.- Periódico “La Correspondencia Militar” del 11 de diciembre de 1899
9.- Sabemos que a Manuel Díaz-Pinés le sobrevivieron tres hijos, dos varones y una mujer. Uno de ellos, Víctor Manuel, nacido en La Habana en 1887,  residió algún tiempo en calle Reyes Católicos 22 de Córdoba. Era empleado (¿) y estaba casado con la malagueña Feliciana Sánchez Parra.
Otro se llamó Ángel y nació también en Cuba
En cuanto a su hija, Concepción Díaz-Pinés Basset, consiguió que el gobierno de Franco le reconociera una pensión de orfandad. Terminada la guerra, optó por volver a Manzanares buscando el calor de la familia. Permaneció soltera y convivió muchos años con su primo José Díaz-Pinés, gerente de la empresa de Aguas Potables y Alcantarillado. Falleció en la Residencia de la Milagrosa el 25 de octubre de 1983.
10.- Periódico “El Día” de 16 de enero de 1904
11.- Periódico “La Época” 18 de noviembre de 1908
12.- Anuario Militar de 1911. Página 467
13.- Hoja de Servicios de Manuel Díaz-Pinés Rubio. Dirección General de la Guardia Civil. Archivo General Militar de Segovia. Legajo D-691
14.- Periódico “El Fígaro” de 21 de noviembre de 1918
15.- Boletín Oficial del Estado nº 338. Burgos 23-IX-1937

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