ARTÍCULOS HISTÓRICOS

20 de octubre de 2017

MANZANARES, DEL FAROL A LA LÁMPARA ELÉCTRICA


En siglos pasados posiblemente existiría en Manzanares algún sistema de antorchas o candiles estratégicamente situados a la entrada de edificios públicos, castillo  y casas de personas principales, que mantenían a nivel particular para procurarse una mínima iluminación durante la noche.
Pero fue el año 1834 cuando la reina regente, María Cristina de Borbón Dos Sicilias, viuda de Fernando VII, decretaba por razones de seguridad, en nombre de su hija Isabel II, la instalación obligatoria de alumbrado público nocturno, y vigilancia con serenos, en aquellas capitales de provincia que todavía no lo tuvieran, todo ello con cargo a los presupuestos municipales. Aunque de momento no se extendía la obligatoriedad a las demás ciudades, villas y lugares del reino, se les animaba a seguir el ejemplo de forma voluntaria, para hacer partícipes al resto de los ciudadanos de las benéficas intenciones que aquellas reales disposiciones perseguían. (1)

María Cristina de Borbón Dos Sicilias, sobrina y cuarta esposa de Fernando VII. Regente entre 1833 y 1840
En el artículo segundo del decreto se establecían al menos seis horas de iluminación durante los meses de octubre a marzo y cuatro horas en los meses de primavera y verano por ser más las horas de luz solar. Se dejaba al criterio de las autoridades locales aumentar o no las horas de iluminación y establecer el número de faroles necesarios en virtud de la extensión del casco urbano.
En cuanto a los serenos, debían iniciar su actividad a las diez de la noche y prolongarla hasta el amanecer. Además del farol portátil, disponían para su defensa de una pequeña lanza o “chuzo” y de un pito para dar la alarma en caso de robo o incendio.
A causa del precario estado de sus finanzas, Manzanares tardaría aún 29 años en establecer en sus calles y plazas un sistema de alumbrado público mediante faroles cubiertos, que no se apagaban aunque hiciera tiempo desapacible con viento o lluvia, alimentados con aceites vegetales de baja calidad.
El 1 de agosto de 1863, el ayuntamiento presidido por D. Juan Fernández-Caballero Jiménez, tras adquirir los faroles, alcuzas, escalas, palomillas de sujeción, farolas y demás elementos necesarios, sacaba por primera vez a subasta el servicio de alumbrado público por la cantidad de 8.000 reales.(2) 
La iluminación nocturna se llevaba a cabo mediante de 60 pequeños faroles de reverbero (3), que consumían cuatro onzas de aceite por día, y otros 25 faroles más grandes, que consumían 6 onzas diarias. (4) Hay que señalar además los cinco faroles  que portaban los serenos o vigilantes nocturnos. 

El aumento de población de Manzanares determinó que el número de serenos pasara de 5 en 1863 a 8 en 1922
Para la villa, que contaba entonces con poco más de 10.000 habitantes, el principal punto de luz fue durante mucho tiempo la farola de hierro fundido existente en la Plaza Pública o Plaza de la Constitución, la cual disponía de cuatro faroles grandes. Más tarde se instaló otra farola en la plaza de San Blas para iluminar las cercanías del cuartel de la Guardia Civil, instalado en el propio castillo.
Resulta curioso que en el pliego de condiciones se contemplase únicamente la iluminación de las vías públicas durante 188 días al año, distribuidos de la siguiente forma:
MESES                                    Días
Julio de 1863                           17
Agosto                                     16
Septiembre                              17
Octubre                                   17
Noviembre                              16
Diciembre                               14
Enero de 1864                        18
Febrero                                   13
Marzo                                     16
Abril                                       14
Mayo                                      15
Junio                                       15
Total                                      188

Para reducir costes, se encendían los faroles únicamente los días que la luna reflejaba menos cantidad de luz solar, en su fase de luna nueva, así como en los inicios del cuarto creciente y finales del menguante.
Estando próxima la inauguración de la empresa Eléctrica de Manzanares, en la sesión extraordinaria celebrada por la Corporación Municipal el 5 de abril de 1894, ésta acordó la sustitución progresiva del alumbrado público mediante faroles por lámparas alimentadas con energía eléctrica. El 25 de mayo de 1895 se firmaba un convenio entre Diego Martín de Bernardo Quevedo, gerente de la sociedad Eléctrica de Manzanares, y D. Sebastián Carrión-Vega Peñuelas, alcalde de la ciudad, para el alumbrado de las principales calles de la población. (5) 
Diego Martín de Bernardo Quevedo, emprendedor empresario local fallecido en Málaga el 19-IV-1911 a los 64 años y enterrado en Manzanares. Casado con Catalina Rubio-Manzanares no tuvo descendencia


En principio se instalaron únicamente 30 lámparas guía con filamento de carbón en las calles más céntricas que apenas lograron mejorar la visibilidad nocturna. El tendido de líneas eléctricas por el pueblo y la sustitución de faroles por lámparas de carbón se realizó progresivamente durante los años 1897 y 1898. (6)
Primera lámpara con filamento de algodón carbonizado, comercialmente viable, patentada por Thomas Alva Edison en 1880

La caldera de vapor alimentada con carbón que generaba la electricidad en la fábrica, funcionaba únicamente hasta la una de la madrugada. A partir de esa hora los particulares quedaban sin suministro, pero las lámparas de alumbrado público permanecían encendidas hasta el amanecer alimentadas con baterías de acumuladores. 
El 1 de mayo de 1907 finalizó el contrato de suministro de energía al ayuntamiento por parte de Diego Martín de Bernardo Quevedo y se subrogó en él la empresa Sedano y Compañía. (7)

A la derecha, tras el canal del Azuer, puede apreciarse el edificio de la fábrica de electricidad de Manzanares
En diciembre de 1912 se mejoró notablemente la iluminación de la ciudad al ser sustituidas las 424 lámparas con filamento de carbón, de 5 bujías, por 650 con filamento metálico de wolframio, de 16 bujías. (8)
La iluminación nocturna permitió prolongar las actividades humanas extendiéndolas a cualquier hora del día, constituyendo un notable avance para nuestra civilización. Después de 122 años, la energía eléctrica sigue siendo todavía la utilizada con preferencia para este cometido. 

La Plaza de la Constitución y la fachada de la Casa Consistorial en los primeros años del siglo XX, alumbrados ya con lámparas eléctricas

NOTAS
1.- Boletín Oficial de la Provincia del 1 de octubre de 1834 Archivo de la Diputación Provincial de Ciudad Real.
2.- Boletín Oficial de la Provincia del 10-VIII-1863. Archivo de la Diputación Provincial de Ciudad Real.
3.- Los faroles de reverbero, alimentados con aceite vegetal, disponían de unos reflectores de latón que actuaban como espejos, ampliando el alcance e intensidad de la luz de manera notoria.
4.- Antiguamente el aceite se medía con unidades de masa. Una arroba de masa eran 11,34 kilogramos y equivalía a 25 libras. Una libra equivale a 453,59 gramos y tenía 16 onzas. Así pues, la onza es la dieciseisava parte de la libra, o sea 28,35 gramos.
Se deduce de estos datos que el consumo de aceite para iluminar la villa venía a ser de unos 12 kilos; es decir, algo más de una arroba de aceite cada día.
5.- El 16 de junio de 1895 se inauguraron las instalaciones de la nueva fábrica de electricidad con la bendición del obispo Sánchez-Carrascosa y hubo tres días de festejos en el pueblo.
Veinticuatro días antes de aquella inauguración falleció en Berlín el presidente y principal accionista de la Sociedad, D. Isaac Peral Caballero, al complicarse el postoperatorio de la intervención quirúrgica a la que fue sometido para extirparle un cáncer de piel. Tras esa notable pérdida y tal vez por no obtener la rentabilidad prevista, la compañía se disolvió el 1 de julio de 1897, adquiriendo todas las acciones D. Diego Martín de Bernardo Quevedo, su anterior gerente.
6.- El último encargado del mantenimiento y reparación de los faroles fue José Salas. Libro Diario de Gastos, página 18. Archivo Municipal de Manzanares
7.- Libro de Actas de Sesiones Municipales nº 4, página 67. Sesión del 3 de mayo de 1907. Archivo Municipal de Manzanares.
8.- Antiguamente la intensidad de iluminación de las lámparas se medía en bujías. Una bujía equivalía a la luz que proporcionaba una vela de cera.

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